Uno de los grandes problemas que dejan las catástrofes naturales que afectan constantemente al país es la pérdida de viviendas de las familias en distintas zonas, tal como ocurrió en la Región del Biobío para el 27-F o para los incendios del verano de 2017.
Esta situación generó cuestionamientos en Gonzalo Chacón y sus amigos, tres voluntarios de Techo-Chile que tras distintas emergencias nacionales emprendieron camino a Atacama, Valparaíso, Maule, Chiloé y múltiples zonas en el Biobío a contribuir en la reconstrucción. "En todos lados construimos la misma casa de emergencia. Pero, Chile es un país muy diverso climática, geográfica y culturalmente, por lo tanto, estandarizar un prototipo de vivienda no tiene ningún sentido", afirma.
Fue así que decidieron crear Nexo+, un equipo multidisciplinario del que Chacón es director ejecutivo, con el objetivo de solucionar problemáticas sociales por medio de un trabajo colaborativo, teniendo como eje principal la generación del desarrollo regional.
Desde la misma necesidad, Nexo+ generó el Desafío de Innovación en Viviendas de Emergencia 2018 (Divem) en la Región del Biobío, que pretende que varios equipos, integrados por alumnos de distintas universidades, logren generar prototipos de viviendas de emergencia que respondan a un territorio en particular, considerando la posición geográfica de cada zona, el clima, la cultura y la población, entre otros aspectos. "Para lograr responder de una manera completa a las familias que pierden sus casas, decidimos involucrar a diversos actores sociales. El Estado, ONG's, empresas privadas, universidades y la sociedad civil que son los afectados. Así logramos trabajar desde distintas áreas, creando prototipos de viviendas de emergencia que respondan al territorio regional. De esta forma nace Divem, nace como una plataforma de diálogo, acción y compromiso, entre todos los actores sociales para solucionar una problemática puntual", detalla.
-La innovación está directamente relacionada, en la medida que responde a las necesidades del territorio regional, generando así propuestas de solución a la emergencia de forma integral al considerar tanto la arquitectura y diseño de un proyecto como la ingeniería y el impacto social que provocarán. Lo nuevo es que Divem 2018 reúne en una misma plataforma a la academia, al sector público y privado junto a la sociedad civil, para crear proyectos que respondan al problema mancomunado de la vivienda de emergencia que afecta tanto a la región como al país en su totalidad.
DESAFÍO
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De acuerdo a lo que explica Chacón, el desafío apunta a que los equipos sean multidisciplinarios, integrados por alumnos de distintas carreras como arquitectura, ingeniería en construcción, ingeniería civil, trabajo social y psicología. "Lo que planteamos al crear el desafío fue cambiar la mirada de Chile de norte a sur, y generarla de este a oeste. Entonces, en Biobío nos enfocamos en la costa, el valle central y la cordillera. Los equipos deben responder a la creación de diseños frente a estos tres escenarios locales", sostiene.
Como bien lo explica Chacón durante las dos jornadas los alumnos han estado trabajando en su diseño y serán mentorizados por especialistas en las distintas áreas que plantean las bases del desafío: costo, versatilidad, innovación y materiales y normativa. La idea es acercar al alumno con la realidad.
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ESPACIO Y TERRITORIO
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Según Sheward, y tal como lo planteó durante su exposición, lo fundamental está en la forma de trabajar con procesos locales, potenciando al máximo los recursos existentes y tradiciones asociadas a las comunidades que requieren de viviendas de emergencia. "Lo que buscaba transmitir a los alumnos es que ellos, cuando se enfrenten a un proyecto como el Divem, logren responder a la pregunta: ¿Qué es lo que hay? Con esto me refiero a qué materiales hay en cada zona y cómo se pueden aprovechar, y también que consideren la participación local de cada comunidad para la construcción", explica.
Desde el punto de vista de los materiales, Sheward señala que existen tres términos esenciales en los que deberían basarse los equipos para lograr un buen prototipo: territorio, oficio y materia. "El territorio es donde habita el hombre, el oficio es la sabiduría y la materia es lo que está en ese territorio y lo que finalmente se puede utilizar", precisa.
-Claro, en ese sentido nosotros como creadores de viviendas deberíamos pensar en que las comunidades construyan para sí mismas como mano de obra. Por lo tanto, tiene que estar incluido sí o sí el factor local, porque los procesos locales son fundamentales.
En el mismo sentido, el arquitecto propone enfocar los prototipos en el espacio y territorio de cada comunidad afectada, y para ello se quiere la participación social de los actores perjudicados. "Lo que venimos a decir a Divem 2018 es que pongamos el énfasis en el hombre y no en las cosas. Estamos tomando una urgencia que es llevar arquitectura donde no llega, para que la gente que se ve afectada por catástrofes y que pierde sus casas no tenga que moverse a un lugar nuevo, sino que pueda mantenerse en su propio territorio", apunta.
Es por lo mismo que a modo de conclusión y también como una invitación a reflexionar, Sheward manifiesta que "no podemos abstraernos y solucionar la vivienda con una idea genérica. Parece que le tenemos miedo al tiempo y queremos una solución rápida para todo y eso finalmente se convierte en un problema mayor. Tenemos que crear una vivienda para cada zona particular".