Conclusiones del ataque a Rusia
Cabe anticipar tres conclusiones respecto de los ataques realizados por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia el pasado 13 de abril contra blancos seleccionados en Siria.
Primero, que, en estricto rigor, aun no es posible determinar de forma completamente fehaciente al responsable. Al momento de escribir esta columna, los equipos forénsico-militares no han podido llegar a terreno para tomar muestras, por lo que la información que se tiene al respecto es contradictoria en función de su origen. Estados Unidos y sus aliados de inmediato culpabilizan al gobierno sirio, mientras que Rusia y Damasco niegan de la participación de Al Assad en lo ocurrido. Sin embargo, es importante recordar que lo acontece en Siria no es del todo inusual. Desde el año 2013 hasta el 2017 se han realizado al menos 34 ataques químicos, para lo cual la Organización para la Prohibición de Armamento Químico ha conformado 34 Comisiones Investigadores que han ido a terreno a realizar los análisis pertinentes. Pues bien, en 28 de estos ataques, la Comisión ha concluido, más allá de toda duda razonable, que el perpetrador ha sido el gobierno sirio. Por lo mismo, sólo por un ejercicio estadístico, las probabilidades de que este nuevo ataque químico tenga como perpetrador al gobierno sirio es más probable, a mi modo de ver, que otra alternativa (los 6 ataques restantes donde no se declara un perpetrador se menciona que no hay suficiente evidencia).
En segundo lugar, el ataque no cambiará el escenario estratégico. Ninguno de los países participantes ha señalizado la intención de incrementar su presencia, o de realizar acciones militares de mayor envergadura. Los ataques no afectaron activos realmente valiosos para el régimen, ni generaron un costo que haya resultado insoportable. Esto implica que el gobierno sirio seguirá teniendo la ventaja en términos de control territorial y de la posibilidad de ser el actor predominante en el país al mediano plazo.
En tercer lugar, Rusia no responderá militarmente. Nunca hay que olvidar que un escenario de guerra abierta entre Rusia y alguna potencia occidental representa una catástrofe. Para Rusia, su involucramiento en Siria ya es extraordinariamente costoso, razón por la cual - dicho sea de paso - ha encabezado el proceso de paz de Astana. Es posible que pueda haber respuestas de carácter diplomático, retórico e incluso mediante sabotaje en el ciberespacio, pero lo realizado por Washington, Londres y Moscú no es suficiente para gatillar un cambio de estrategia.
Analista Internacional, académico Facultad de Gobierno UDD.