Abuelo y nieto protagonizan lectura poética a dos voces
Andrés Espinosa tiene 29 años y creció escuchando los poemas de su abuelo, Juan Zuchel de 73. De sus 8 nietos, Andrés es el mayor y "el más regalón", según confiesa. Ello, dice, porque siempre han sentido una gran unión por el amor que ambos profesan a las letras, la cultura, el deporte y hasta hace un tiempo, la Medicina.
Juan Zuchel es médico, profesor en la carrera, en la Universidad de Concepción, y profesional legista en el Servicio Médico Legal de nuestra ciudad. Ello, además de ser un reconocido maratonista, escritor e Hijo Ilustre de Concepción y Talcahuano, en 2012 y 2015, respectivamente.
Andrés, por su parte, luego de 5 años estudiando Medicina, se dio cuenta de que las letras era lo que de verdad amaba. Eso lo hizo entrar este año a estudiar Periodismo, en la U. del Desarrollo.
Además, en diciembre del año pasado presentó su primer libro, "Efectos literarios", prologado por su abuelo, quien expresa en palabras la pasión por las letras: "te enseñé la poesía a través del ejemplo", escribe.
Y aunque el joven aclara que son "bien distintos como poetas" su formación literaria es en gran parte gracias a su abuelo. "Tengo mucho de su poesía en mis textos y me di cuenta de eso mientras leíamos nuestras obras el viernes", explica.
Y aunque juntos se han presentado en el Foro UdeC, Teatro UdeC, Aula Magna y en el Colegio Médico de Santiago, desde el 2012, el viernes último fueron parte del ciclo de lecturas "La infame palabra", en Casa de Salud, cita organizada por Ignacio Gallardo, y donde presentaron 12 poemas en total.
"Encuentros de dos tiempos" fue el nombre de esta presentación que, además de ser un diálogo entre un abuelo y un nieto le añadieron a la lectura el canto, un arpa, acordeón, violín y guitarra.
"Fue un espectáculo donde entrelazamos la música con la poesía", resumió Juan Zuchel, quien añadió que desde más o menos 1980 se le ocurrió combinar ambas artes. "La gente cada vez tiene menos tiempo para la literatura. Si no leen, menos van a querer leer lírica, entonces, le puse música, pues la poesía no puede morir".
Algo que menciona Zuchel y que le sorprendió bastante respecto al recital fue encontrarse con tanta gente joven en la jornada.
"Me emocionó, incluso, cuando terminamos el público nos despidió con mucho cariño pidiendo que volviéramos al escenario (...) Hasta había una fila para pasar a saludarme", comenta, reconociendo que nunca antes había estado en Casa de Salud, espacio que le llamó la atención por la variedad de ambientes culturales.
COMPARTIR EXPERIENCIAS
Cuando el diálogo fluye con ambos escritores, resulta hasta gratificante los puntos de vista con que observan esta forma literaria. Para Zuchel, la poesía es un desahogo. "Una manera de expresar lo que estoy sintiendo, llegar a la gente con un mensaje con una opinión", apunta.
Para su nieto, ésta "es el retrato de la historia y de los sentimientos de un hombre". Y aunque uno pudiera pensar que Espinosa es quien más aprovecha la experiencia de su abuelo, Juan queda sorprendido con la definición poética expresada por su nieto, tanto que "está tan buena, que te la voy a copiar desde ahora".
Las diferencias generacionales y de contexto también se pueden presenciar en sus escritos.
Según Juan, su nieto es más moderno. "Tiene un lenguaje más intrincado que el mío, porque yo uso uno más simple, sea por los años o por la experiencia, pero yo escribo más hacia afuera, él es más personal y un poco más difícil de entender, ya que enlaza elementos cósmicos, con elementos materiales y vivencias personales que son muy interesantes", dice.
Para el nieto, la principal diferencia estriba del contexto histórico que les tocó. "Nos hace diferentes. Entonces, este encuentro se trata de aprender, mirarse de frente y contarse cómo se siente vivir según el otro y su contexto".
En ese sentido, Andrés rescata que en el recital quedó de lado la entretención, para "darle espacio a relatos de hechos históricos muy potentes vividos en dictadura", lo cual le dio un tinte político a su encuentro.