Lanza Internacional sabe "robarle" a la música
En el bis, Mauricio Durán fue claro. "Somos una banda novel, y no tenemos más temas". Con esas palabras, el ahora bajista de Lanza Internacional evidenció el jueves en el Aula Magna, que lo que a ellos les interesa -Francisco Durán en guitarra y voz, además del mexicano Ricardo Nájera en batería- es el presente y el futuro que les espera. Anotemos, como parte de uno de los tríos "post power pop" más interesantes de la más reciente escena musical.
Lo de ellos es adrenalina pura, evidenciada en cortes directos ("Corredor"), que apelan al baile, movimiento y sensaciones casi fílmicas en un marco de tres músicos que saben colmar la escena.
Evidentemente, se nota el oficio y roce que les dio ser parte de Los Bunkers, banda (internacional) que tuvo a esta dupla de hermanos como una en constante avance sonoro.
Ante todo, los Durán tienen música en sus venas, y más que la del exitoso grupo del que fueron parte un día (1999 a 2014).
Quizás ese interés melómano, que transita entre Los Beatles y Tom Petty, pasando por la new wave británica (The Cure, Talking Heads) o el synth pop de los 80/90 con Devo, Joy Division y New Order a la cabeza, pero sin olvidar a Gary Numan o Soft Cell; Lanza Internacional se para sin necesidad de recurrir a temas de su pasado inmediato, aunque estuvo "La velocidad de la luz".
SÓLIDO DISCURSO
El desmarque de Los Bunkers, primero sorprende, y en el correr de los 10 temas que interpretaron del álbum, que lanzaban ayer en redes sociales, se agradece. Evidencias se escucharon en pasajes de cortes como "Huellas digitales", "Estación central" o "Tomar el sol". El último lo tocaron nuevamente frente a unas 200 personas, en el marco del ciclo "Fome".
Todas canciones que permiten a la audiencia disfrutar con un discurso fresco, asumiendo que lo hacen a partir de bases rítmicas conocidas, si se quiere, pero melómanas al fin.
Una especie de giro y cambio de paradigma melódico y de estructuras que algo navegan por Liverpool, pero que se instalan mejor en décadas venideras, que hoy siguen siendo revisitadas en las vertientes del pop (bases grabadas, máquinas y efectos). Por eso, en Lanza Internacional no caben Los Bunkers, pero sí New Order y varios de los nombres citados anteriormente, los cuales hicieron de las "máquinas" y efectos un sustento sonoro conscientes del ritmo, las perillas y melodías a lo Brian Eno.
La lírica centrada en el sentido humano -"bastión de soledad no nos queda ni un futuro que abrazar"- o social contemporáneo -"y desaparecí y desaparecí y nunca te encontré"- construye una trama de sensaciones, de altos y bajos, sin dejar de lado el rock y su lado latinoamericano (mexicano).
Allí Francisco Durán se pone como uno de los nombres más interesantes de la música chilena, a quien sentimos más cómodo tocando que cantando. Sin embargo, y junto a su hermano -sólido en el bajo- encontraron una buena forma de dar vuelta la página a una parte de su propia historia -Los Bunkers-, navegando con humildad y lucidez por otras corrientes musicales. Logran darle un sentido estético, que puede darse el lujo de finalizar con David Bowie cruzado con Hendrix según el punto de vista de Lanza Internacional.