A propósito de la Teletón, la virtud de la solidaridad
A propósito del lanzamiento televisivo de la campaña de la Teletón 2017, comenzamos por estos días a hablar de solidaridad. Y sí, es cierto, manifestamos nuestra solidaridad cuando se nos convoca a colaborar con causas tan nobles como ésta. Lo mismo sucede cuando en nuestro país ocurren eventos desafortunados como catástrofes naturales o incendios, por ejemplo. En dichos episodios nos inundamos de campañas, donde nos desbordan las ganas de ayudar al otro.
No obstante, la generosidad no parte ni termina con tales situaciones, pues la virtud es mucho más amplia. Ser solidario implica, como virtud, un compromiso de actuación constante, permanente en el tiempo, que involucra esfuerzo y sacrificio y que no se limita a una fecha en específico a fin de año (como es en el caso de la Teletón). Tampoco queda restringida a manifestarla únicamente cuando se promueven campañas para ayudar a damnificados, pues las personas solidarias buscan colaborar con quien lo necesite a diario.
Y no se trata de ofrecer ayuda económica o material únicamente; sino que consiste en estar dispuesto a aportar en las necesidades de quién lo requiera, sin hacer discriminaciones. Somos solidarios, por ejemplo, al momento de tender una mano a un colega que se encuentra agobiado de trabajo; cuando cedemos nuestro puesto en una fila o en el microbús. También somos solidarios cuando entregamos parte de nuestro tiempo en el simple acto de escuchar a otro que lo necesita. Somos solidarios, en concreto, cuando tratamos de aportar con lo mejor que tenemos, para que otro alcance un bien.
Ser solidario, en definitiva, se trata de una forma de ser que nos debe acompañar a diario; que no se limita a fechas, ni personas, ni campañas.
Sólo cuando estamos dispuestos a realizar actos que tengan como finalidad el beneficio del otro, sin esperar nada a cambio, es cuando estamos practicando realmente la virtud de la solidaridad. Aquel no es más que, sin duda, un acto de amor; y tal vez por ello no es gratuito el mensaje que la Teletón promueve en estos días: "el abrazo de todos". Nos abrazamos en una entrega desinteresada, que va más allá de un aporte monetario; pues el real fin de nuestro acto generoso es procurar el bien de otro que, en este caso, ni siquiera conocemos y del que no esperamos nada a cambio.
docente del
Programa de
Ética, Duoc UC
sede Concepción