Accidente cerebrovascular: afección que compromete gravemente la vida
La Organización Mundial de la Salud afirma que cada año 15 millones de personas sufren un accidente cerebrovascular (ACV), 5 millones fallecen y la misma cantidad queda de manera permanente en situación de discapacidad. Lo anterior posiciona a esta afección como la principal causa de mortalidad en el mundo, junto a la cardiopatía isquémica (infarto).
La realidad chilena replica estos datos y el Ministerio de Salud estima que el ACV cobra la vida de una persona por hora y es la principal causa específica de años de vida saludable perdidos por discapacidad y fallecimiento prematuro en personas mayores de 74 años; y en la población entre 30 y 69 años es la segunda causa de mortalidad prematura.
Evidentemente es un problema crítico de salud y esto se puede explicar porque esta enfermedad cerebral aguda, cuenta la neuróloga Lorena Peña, es consecuencia del mal manejo de factores y condiciones sumamente prevalentes, como la hipertensión, diabetes y dislipidemias, además del tabaquismo, sedentarismo, consumo excesivo de alcohol y la dieta malsana. Además, la edad es otra variable que incide, y lo cierto es que el envejecimiento de la población es un fenómeno claro.
Es por lo mismo que, desde el planteamiento de la especialista que es docente de la Beca de Neurología de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, se podría considerar que muchos ACV son evitables al manejar los elementos relacionados con los hábitos, disminuyendo el peligro de ser víctima de esta condición y resguardar la vida, no sólo evitando perderla, sino también para no ver afectada su calidad debido a las secuelas que puede dejar y que dependen de la zona cerebral que sea ve afectada.
Concientizar sobre lo anterior es uno de los objetivos del Día Mundial del ACV, que se conmemora cada 29 de octubre.
Otro punto importante atender oportunamente las señales de esta enfermedad que "se puede producir por la obstrucción de una arteria cerebral, bloqueando el flujo de sangre al cerebro (isquémico) o por la rotura de este vaso sanguíneo provocando un derrame (hemorrágico), y que se manifiesta con un déficit neurológico brusco o súbito, que puede ser a nivel del lenguaje, cognitivo y/o motor", apunta Peña.
SECUELAS FUNCIONALES
El kinesiólogo Carlos Álvarez, especialista en Neurorehabilitación, detalla que algunos síntomas físicos/motores son cefalea intensa, debilidad en un lado del cuerpo, que podría acompañarse de alteraciones de sensibilidad como adormecimiento en una zona de la cara, y trastornos de la marcha. "La intensidad de las manifestaciones pueden variar dependiendo del tipo de accidente cerebrovascular, así como de los antecedentes previos de cada paciente (factores de riesgo)", añade el académico de la Escuela de Kinesiología de la Universidad Andrés Bello.
De ello también depende la gravedad de las consecuencias de un ACV, como también el pronóstico, a lo que se suma el territorio cerebral afectado, pero sobre todo el tiempo que transcurre entre la aparición de las manifestaciones y la atención en un centro de urgencias, recalca el kinesiólogo.
A nivel de la funcionalidad, dice que "entre las secuelas de esta enfermedad se encuentran las dificultades para mover el cuerpo producto de la alteración de la fuerza y del tono muscular, que impiden la marcha normal. Esto genera la 'marcha hemipléjica', asociado a la incapacidad de usar la extremidad superior en actividades cotidianas como vestirse, uso de utensilio para comer o incluso bañarse", razones por las que no hace falta explicar cuánto puede afectar un ACV en el bienestar.
"AFASIA"
La incapacidad para hablar con claridad o coherentemente, o dificultades en la comprensión son otras de las manifestaciones de un ataque cerebrovascular. Es así que en la esfera del lenguaje también se pueden evidenciar sus secuelas, menciona Yislem Barrientos, fonoaudióloga y docente de la Universidad Santo Tomás. "Se produce una "afasia", trastorno que generalmente compromete la expresión oral, la capacidad de comprensión de órdenes, la escritura y la lectura. Cada una de las afectaciones se pueden presentar de forma diferente dependiendo de la zona de lesión y extensión del daño neurológico. Adicionalmente, este trastorno puede coexistir con alteraciones cognitivas, de atención y memoria principalmente", especifica.
Estas secuelas en la expresión y/o comprensión tienen una repercusión directa en la comunicación y relación con el entorno, por lo que Barrientos también destaca el enorme impacto de esto en la vida de un paciente, pues lo puede llevar a perder su independencia.
REHABILITACIÓN PRECOZ
El concepto de "oportuno" también es fundamental en la intervención posterior a un ACV para disminuir lo que más se pueda el efecto de sus secuelas y, sobre todo, que éstas no se transformen en irreversibles, relevan Carlos Álvarez y Yislem Barrientos.
La rehabilitación precoz para aprovechar al máximo la capacidad de recuperación del paciente, y el abordaje multidisciplinario para intervenir en las distintas esferas que esta enfermedad puede afectar, es algo en lo que el kinesiólogo hace énfasis.
También recalca el papel trascendental de tener rigurosidad en el tratamiento, pues los logros se pueden perder si éste no se sigue al pie de la letra o se discontinúa, y del necesario apoyo familiar y del entorno cercano.
Sobre el tiempo de terapia, Barrientos dice que en el caso de la fonoaudiológica, varía según la severidad del caso, pero el panorama es similar en las otras intervenciones que se requieren, como la kinésica, las que se consideran exitosas cuando se logra satisfacer al máximo las necesidades comunicativas y/o funcionales del paciente para su adecuado desenvolvimiento en los distintos contextos, donde el pronóstico y expectativa también dependen de cada caso y la gravedad del daño.