Sabido es que la alimentación es fundamental en la vida de un individuo, pues tiene un impacto directo en el estado de salud, pues de su calidad puede depender el mayor riesgo o predisposición a ciertas enfermedades, pero también la prevención o protección frente a éstas.
Diabetes, hipertensión, hígado graso, dislipidemias, sobrepeso y obesidad son aquellas afecciones que están en el inconsciente colectivo como aquellas que tienen su principal causa en los estilos de vida y las dietas poco saludables. No obstante, pocas veces se habla del impacto que la alimentación puede tener en la cavidad bucal y los dientes, pese a lo importante que es esta zona del cuerpo desde el punto de vista funcional como también socioemocional.
PERJUDICIAL
Tal como sucede con lo fisiopatológico, la salud dental y de la boca tienen una relación íntima con la nutrición, existiendo alimentos que son perjudiciales y otros que actúan beneficiando la cavidad oral, según afirma Patricia Maureira, directora de Odontología de la Universidad San Sebastián.
Sobre aquellos asociados a lo negativo, probablemente los azucarados sean los que inmediatamente vengan a la mente, pero la cirujano dentista menciona también a los pegajosos, a aquellos muy ácidos como las bebidas carbonatadas y los jugos cítricos. Todos estos, incluidos el azúcar, provocan una disminución del pH salival, lo que genera un ambiente propicio para la desmineralización de los dientes, pudiendo generar caries dentales. "Por otro lado, también es importante mencionar el consumo de alcohol y tabaco, los cuales son agentes cancerígenos pudiendo generar lesiones neoplásicas graves", agrega.
Estos también son factores relacionados con las manchas en los dientes y el consumo de tabaco, así como el de algunas especias, entre otros productos, también pueden ser causantes de halitosis.
MENOS CARIOGÉNESIS
En la vereda contraria menciona a los productos naturales, como cereales, frutas, hortalizas, proteínas y productos lácteos, además del agua, como muy positivos para la buena salud bucodental, tanto en el proceso de desarrollo durante la infancia y adolescencia, como para mantenerla en la adultez.
En esa línea, Alejandra Hernández, docente de Odontología de la Universidad del Desarrollo, cuenta que los componentes de ciertos alimentos pueden tener efectos protectores sobre el esmalte de los dientes, lo que disminuye el potencial cariogénico. "Esto es porque algunos alimentos estimulan las secreciones salivales que ayudan a remineralizar el esmalte dental. Las sustancias que hacen que el esmalte sea menos susceptible a la desmineralización incluyen fluoruro, el cacao y proteínas de la leche", comenta.
Desde allí, cuenta que comer queso, incluso puede ser una estrategia efectiva para prevenir las caries de los dientes cuando la higiene oral no es viable, principalmente cuando se consumen al final de una comida o en combinación con alimentos que promueven las caries.
EQUILIBRIO
Más allá del efecto cariogénico o protector que tienen algunos alimentos, hay otros aspectos que tanto Hernández como Maureira recalcan y en primer lugar es que el vínculo entre nutrición, boca y dientes se inicia en la vida intrauterina. "A los dos meses de gestación comienza el desarrollo del diente primario y los dientes permanentes comienzan a formarse varios meses antes del nacimiento. Deficiencias nutricionales severas durante el embarazo pueden provocar malformaciones en la boca del niño y que los dientes que sean más susceptibles a caries dentales", advierte Hernández. "Una vez que los dientes han erupcionado en la cavidad oral, muchas de las deficiencias o excesos nutricionales graves e incluso moderadas pueden causar defectos en el desarrollo del diente", añade.
Siguiendo esa línea, Patricia Maureira explica que "durante el desarrollo del individuo debe haber un aporte de calcio, vitaminas, sales minerales, proteínas, carbohidratos, lípidos, entre otros. Cualquier disminución o carencia de estos elementos va a afectar el desarrollo general y por ende de las estructuras bucales de la persona".
En el caso de los adultos, las consecuencias de la nutrición en la cavidad oral, por ejemplo en una situación de déficit, se suele hacer latente cuando éste es extremo, pero así también podrían ser sus consecuencias, evidenciándose en el riesgo de infecciones e incluso la pérdida de piezas dentales. Es lo que sucede con dietas extremadamente restrictivas, las que hoy son cada vez más comunes, así como también sucede en los trastornos de la conducta alimentaria.
Considerando lo expuesto, es que la cirujano dentista hace hincapié en que la alimentación saludable y equilibrada es tan básica como la correcta higiene oral y visita periódica al dentista para resguardar el buen estado de la boca y los dientes desde el inicio de la vida. Es por eso que también enfatiza que el foco debe estar en los hábitos, donde no sólo hay que preocuparse sobre la elección de los alimentos, sino en cuándo comerlos, evitando los "picoteos". "Los alimentos que se consumen en el marco de una comida resultan menos nocivos porque se libera más saliva durante la comida, que ayuda a eliminar los alimentos de la boca y contribuye a reducir los efectos de los ácidos", finaliza.