En avance hacia las empresas conscientes
El concepto de empresa u organización consciente es un enfoque de tendencia que se ha desarrollado a nivel global, representando tal vez, el cambio más significativo en la historia de nuestra cultura desde la revolución industrial.
Este cambio tiene que ver con que la empresa deja de verse a sí misma sólo con un foco productivo y lucrativo, sin importar el impacto que esto pueda generar en su entorno, sino que sirve a un propósito mayor de impacto constructivo y positivo, no sólo en lo ambiental, sino también en la comunidad, iniciando con sus propios colaboradores. Desde esta mirada, que viene a refrescar a las organizaciones, podríamos suponer que el fin último de una empresa consciente es ser parte fundamental de una transformación colectiva del mundo como lo conocemos, hacia una sociedad más equitativa, armónica y evolucionada.
Y aquí es donde entran sus características principales, ya que en primer lugar una empresa consciente tiene una misión elevada de aporte a la sociedad, siendo activa en procurar el cuidado y bienestar de sus colaboradores, la comunidad y su entorno. Además, son direccionadas por líderes que primero están conscientes de su propio actuar, de lo que ellos generan en los otros y se encargan de promover una cultura consciente desde la toma de pequeñas decisiones, hasta las estrategias a largo plazo.
Este modelo supone importantes ventajas, ya que nuestro país cuenta con leyes que incentivan estas acciones. Sin embargo, la reinvención de cada empresa y organización debiera considerarse como una necesidad, para que sean actores centrales de un mayor bienestar social para y con sus colaboradores, con la comunidad y el entorno ambiental. Pero, tal como lo dije antes, requiere de un apoyo fundamental: los líderes de la organización.
Los líderes conscientes son gestores de una nueva forma de relacionarse con su equipo de trabajo, entienden que lo que gestionan son personas con emociones y que no deben pasar por alto el bienestar de sus trabajadores. Estos líderes entienden que son ellos quienes inspiran a otros para lograr en conjunto un propósito mayor y que el éxito de su tarea es mérito de la gestión colectiva.
No es un camino fácil, pero creo que para iniciar la senda es necesario darse tiempo. Eso en ocasiones es la tarea más difícil, porque las empresas viven constantemente en un sentido de urgencia, donde todo es para ayer. Sin embargo, en esa premura no es posible reflexionar y la transformación surge de procesos reflexivos de las personas que construyen y lideran las empresas. Sólo ese tiempo de atención en el presente permite tomar decisiones que transformen el futuro de una organización y del impacto que ésta puede tener en su entorno.
Esto implica un cambio cultural, un cambio de mentalidad y para ello debemos darnos el tiempo de observarnos como individuos y como empresa, detenernos y darle valor a esa pausa, como parte de la construcción de una visión sólida que permite la sustentabilidad, no sólo de mi organización, sino de todo un sistema social.