Entre 2014 y 2016, en promedio unas 240 embarazadas de la región se realizaron un procedimiento farmacológico o quirúrgico en el sistema público de salud para interrumpir su embarazo. La acción se practicó debido a que se les diagnosticó un embarazo ectópico, es decir, aquel en el que el embrión se implanta en la trompa de Falopio y con ello pone en riesgo la vida de la mujer.
La patología se desarrolla en uno de cada 88 embarazos y será una de las situaciones de salud en donde la nueva ley que despenaliza el aborto en tres causales, se aplicará. Específicamente será correspondiente a la primera, la que permitirá que la mujer tenga acceso a los tratamientos médicos necesarios para preservar su vida.
Las otras dos causales que el Tribunal Constitucional aprobó hace unos días atrás son la inviabilidad fetal de carácter letal y embarazos producto de violaciones.
INTERRUPCIÓN
DEL EMBARAZO
Si bien la ley estipula la realización de abortos en esta causal, la directora de la carrera de Obstetricia de la Universidad San Sebastián (USS), Marcela Paz Contreras, comentó que en las atenciones obstétricas de emergencia siempre se ha velado por el cuidado de la salud de la madre, procurando cautelar el bienestar materno fetal.
"En caso de no lograr la compensación fetal y que se encuentre en riesgo la vida de la madre, se prioriza la salud materna (…). Con esta nueva norma no debieran existir modificaciones al quehacer profesional médico y de matrona, porque hace referencia a situaciones de emergencias clínicas", enfatizó la docente.
De acuerdo al Departamento de Estadística e Información en Salud (Deis) del Ministerio de Salud, el 2016 más de 20 mil mujeres ingresaron a programas prenatales en la región y, de acuerdo a los servicios de Salud (Concepción, Talcahuano, Biobío, Ñuble y Arauco) ese año 226 mujeres tuvieron un embarazo fuera del útero que se debió intervenir para evitar el riesgo vital. Esto implica que en sólo el 1,2% de los embarazos se realizó una interrupción.
"En promedio, la interrupción de éstos es hasta la séptima semana (mes y medio). Luego de eso el riesgo es mayor, debido a que el crecimiento puede romper la trompa", planteó la presidenta del Colegio de Matronas y Matrones Regional Concepción, Andrea Urzúa.
Específicamente, esta patología se sospecha a partir de la cuarta semana y se confirma entre la quinta a sexta semana de gestación.
"En los embarazos ectópicos, no se espera que se complique para realizar las intervenciones médico-quirúrgicas. Cada vez que se atiende a una usuaria con signos y síntomas que hacen sospechar de esta patología se realizan exámenes complementarios de laboratorio y ecográfico. De acuerdo a esto, y posterior diagnóstico de embarazo ectópico, es el médico quien, según protocolo del establecimiento, define realizar tratamiento médico o quirúrgico", declaró la directora de la carrera de Obstetricia de la USS.
REGULACIÓN
Para Mercedes Carrasco, matrona, doctora en salud pública y profesora asociada del Departamento de Obstetricia y Puericultura de la Universidad de Concepción, las recomendaciones para la atención en situaciones de riesgo materno existen, por lo que ahora se debe trabajar en definir en qué otros casos se podrá realizar la interrupción voluntaria del embarazo aludiendo a esta causal.
"Por ejemplo, podría aplicarse en los casos de mujeres con cáncer que necesiten un tratamiento agresivo de quimioterapia, enfermedades autoinmunes descompensadas o ciertas cardiopatías que pueden complicarse por los cambios propios de la gestación", declaró la docente.
La doctora en Salud Pública precisó que la norma que está a punto de entrar en vigencia "permitirá incorporar las praxis médica, regulando y reconociendo lo que se hace en términos clínicos en la mayoría de los servicios de salud, normando con protocolos actualizados de atención, incorporando formalmente la interrupción en estas condiciones, tomando en consideración en forma expresa y por escrita la voluntad de la mujer".