Potenciar la dramaturgia y situarla en un plano más visible, no ha sido tarea fácil para Ramón Griffero. "Hay muchos creadores, pero sin difusión quedan como inexistentes", dice el dramaturgo santiaguino de 63 años.
En su afán de resistirse a la idea de callar el arte, el director del Teatro Nacional Chileno de la Universidad de Chile, arribó el viernes pasado a la ciudad penquista para formar parte del seminario "La dramaturgia del espacio", que se realizó este fin de semana en la Alianza Francesa.
La actividad impulsada por el Departamento de Teatro de la Universidad de Chile, se enmarca en el Programa de Especialización Teatro y Educación que busca capacitar a actores de diferentes ciudades del país, con el fin de potenciar el arte escénico como herramienta pedagógica.
"La idea es que a través de la dramaturgia del espacio los profesores sean capaces de transmitir a los estudiantes que ellos puedan ser autores de su creatividad. En vez de aprender modelos que ya existen, logren tener herramientas donde su expresión se base en los sentimientos. Nuestras emociones son mudas y el arte le da voz", señala Griffero, quien debutó con la obra "Ópera por un naugrage" en Bélgica el año 1980.
En cuanto a la experiencia de tratar con docentes locales durante este seminario, el director teatral dice que existe potencial.
"En el momento que ya se interesan y aceptan otra mirada se da algo positivo. Yo no vengo a decir ninguna verdad, sino que a entregarles elementos pedagógicos que les puedan servir a las personas que están haciendo un trabajo anónimo, pero fundamental con los estudiantes de esta zona", apunta.
-Se busca que los actores no vean la vida de una forma tan mecánica, sino que de una forma más sensible, para darle libertad a sus emociones. La gracia es que se puedan manifestar también desde un punto de vista crítico.
-Yo he trabajado en Artistas de Acero. Entonces me relaciono con artistas de acá. Me he dado cuenta que hay muy buenos dramaturgos como Miguel Barra. Pero en todo Chile hay creadores, lo lamentable es que en una cultura de mercado el arte se posiciona en un lugar de resistencia, porque no hay libertad de expresión sin difusión.
RESISTENCIA CULTURAL
Para Griffero, el problema que está gatillando en la invisibilidad de los artistas, tiene que ver con las políticas culturales."Da lo mismo que en el país exista un Ministerio de la Cultura si éste no tiene el presupuesto para ejercer políticas culturales. Hay que invertir más en la espiritualidad", expresa.
-Es un orgullo. Alejandro Sieveking en el año 1955 hizo su primera obra en la sala Antonio Varas y después trabajó con Víctor Jara. De hecho, tenemos como espacio patrimonial el camarín que usaban ellos dos. Pero que se valorice el trabajo artístico y consecuente de él es genial.Totalmente merecido porque él demostró que en los momentos críticos siempre predominan sus principios.
Es una obra que pasa por muchos lugares históricos y que se centra en la frase: que la historia sea primero como tragedia y luego como comedia. Va a ser trabajo sobre todo los sueños equívocos de la humanidad que nos llevan a tragedia, pero que finalmente siguen siendo una comedia en la vida.
-Estoy trabajando en una nueva etapa internacional que busca lograr un teatro para todos. Estamos convocando a muchos creadores, se están realizando talleres y queremos que sea un centro de resistencia de la cultura de mercado. La idea es hacer florecer el espíritu republicano que señala que la cultura no es un privilegio. Estamos reviviendo el teatro nacional que había estado un poco alicaído.