Cerca del 58% de los habitantes de América Latina y El Caribe tiene un peso mayor al recomendado en función a indicadores como la estatura de la persona, según un informe de 2016 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Chile, con 63% de la población adulta con sobrepeso u obesidad, se ubica en el tercer puesto de los países con más personas con exceso de peso, superado por Bahamas (69%) y México (64%).
Por lo alarmante y preocupante de las cifras, la FAO y la OPS llamaron a los gobiernos a tomar medidas para abordar la obesidad, una problemática que es transversal en el mundo, pues no distingue origen étnico, condición económica o lugar de residencia.
Desde allí, la nutricionista Paulina Hernández, agrega que la obesidad, cuya prevalencia va en aumento explosivo, además de ser un problema en sí mismo acarrea otros a quienes la padecen, a su entorno y finalmente a toda la sociedad y en los más diversos ámbitos, como la salud y economía.
Por esta razón, la profesional, encargada del programa "Vivir Bien" de Sodexo, Beneficios e Incentivos Chile, tiene la clara convicción de que así como el abordaje debe ser integral, la lucha para combatir la obesidad debe unir esfuerzos de todos los actores sociales; desde el Estado hasta entidades no gubernamentales, privados y los propios individuos.
SENSIBILIZAR
Ésta fue también una de las conclusiones a la que llegaron expertos de Chile, Brasil y México que se dieron cita en una mesa de diálogo que se realizó a fines del año pasado en Santiago, con el propósito de abordar la realidad de la obesidad en la región latinoamericana. Hernández fue una de las participantes de esta actividad organizada por el Instituto para la Calidad de Vida de Sodexo y cuenta que el objetivo fue compartir las experiencias de cada país, identificar similitudes y diferencias, y consensuar en cuál es el camino que se debe seguir para avanzar hacia la solución.
La nutricionista sostiene que "dentro de los aspectos en los que coincidimos, es que aún hace falta visibilizar el tema de la obesidad", para sensibilizar a la población y lograr que todos se hagan cargo.
Así, uno de los pilares es educar a los más pequeños, pues si se inculcan hábitos saludables desde temprano existe mayor probabilidad de que permanezcan y se vea reflejado en una transformación a futuro. Pero, también hay que trabajar ahora. "Está bien poner los esfuerzos en los niños, pero no podemos olvidarnos de la masa crítica adulta. Si el ejemplo de un niño, el adulto que lo cuida, compra sus alimentos y lo guía en sus hábitos de vida, no tiene consciencia de cuán sano debe ser, obviamente va a ser mucho más difícil que ese niño adquiera hábitos saludables", dice.
ROL DE LAS EMPRESAS
Plantea que está claro que la implementación de políticas públicas en salud, educación y legislación son herramientas infaltables para apalancar los cambios; pero éstas no tendrán efecto si no se potencian entre sí y no se suman otros esfuerzos, relevando el papel de los particulares en esta tarea, principalmente en lo relacionado con el trabajo. "La empresa tiene un rol fundamental en hacerse cargo de la calidad de vida de sus trabajadores, porque ésta se ve impactada por distintos factores y uno es la salud. El trabajo, a su vez, impacta tanto en la salud como en la calidad de vida", explica.
Si una persona se desempeña en un ambiente que no es sano, porque no propicia el acceso a una alimentación saludable o no posibilita la realización de actividad física, por ejemplo, el trabajo como determinante de la salud se vuelve negativo, comenta.
Junto con ir en desmedro de la calidad de vida de un sujeto, también perjudica los intereses particulares y merma los recursos de las empresas. "Según estudios que se han realizado en otros países y sin ánimos de estigmatizar, se ha visto que quienes tienen una mayor prevalencia de obesidad tienen un costo para las empresas y también para la sociedad que es mucho más alto", cuenta.
UNA INVERSIÓN
Menor productividad y mayor ausentismo son algunos de los efectos de la obesidad que pueden impactar directamente en el ámbito del trabajo, afirma Paulina Hernández. En la cara amable de la moneda, sin embargo, está la instauración de programas de vida saludable dentro de las organizaciones como una inversión que puede traer importantes dividendos.
Esa línea de acción es la que aborda "Vivir Bien" al instaurar hábitos de vida saludable en las empresas con las que Sodexo trabaja. Hernández, comenta que "ejecutamos acciones que estén adecuadas a la realidad de la empresa la que trabajamos", y tiene certeza de los efectos positivos, tanto tangibles como abstractos, de esta toma de consciencia hacia la salud de los trabajadores.
"Los líderes deben pensar que si mejora la salud de los trabajadores, hay variables de la empresa que se verán impactadas positivamente. De hecho, la Organización Internacional del Trabajo dice que los programas de promoción de salud pueden tener un retorno de la inversión de hasta 6 veces", manifiesta la especialista; un dato duro que sin dudas motiva a las empresas a hacerse cargo de esto.
Y lo más importante, según lo que plantea Paulina Hernández, es que junto con el innegable favor a los intereses particulares y económicos de un organismo, es una forma de aportar en el desafío de combatir la obesidad y beneficiar así a toda la sociedad.