El pasado viernes se conmemoraron dos meses de la muerte de Antonia Garros, con una misa en la Catedral de Concepción. En la primera fila de bancas se encontraba la familia de la joven, encabezada por su madre Consuelo Hermosilla.
A ellos se sumó Tomás Honorato, director ejecutivo de la Fundación Honra, quien viajó a la zona para continuar el trabajo que hace más de un mes iniciaron con la idea de impulsar la Ley Antonia, que legisle la inducción al suicidio, pero sobre todo con las orientaciones para iniciar un trabajo de apoyo a víctimas de violencia en el pololeo en el Gran Concepción.
"Nacimos el 2012. Somos tres hombres que creamos esta fundación y tiene su origen en muchos conocidos que vivieron violencia en el pololeo o abusos sexuales. Familiares, amigos y amigas, que desde ahí nos hizo hacernos cargo por un compromiso social, enfocándonos en la promoción de la equidad de género y prevención de violencia en el pololeo", apunta el abogado, quien trabajara hasta hace algunos años en el Sernameg.
Temas que cada vez han tomado mayor visibilidad en la opinión pública, considerando que según el Instituto Nacional de la Juventud (Injuv) uno de cada cuatro jóvenes reconoce sentirse discriminado y la misma proporción sería capaz de denunciar ante Carabineros violencia en el pololeo.
-Trabajamos en diferentes programas, como en una casa de acogida de Sernameg y un centro de hombres que ejercen violencia, donde somos ejecutores de ambos. Además de programas propios con la prevención de violencia en el pololeo, con trabajo en colegios, universidades e institutos; hacemos talleres de prevención del pololeo para desnaturalizar la violencia.
-Buscamos formas distintas para resolver los conflictos, trabajando en el contraste al exponer el problema, cuestionando la situación y buscando una solución pacífica, ya que se nos ha impuesto como sociedad soluciones violentas. Promovemos la existencia de un intermediario que canalice estas denuncias; muchas veces es el orientador, pero no es la persona más idónea para ello. La idea es crear una institución al interior del colegio, con un protocolo y un encargado de situaciones de violencia.
-Más que un vacío, hay un problema del que nadie se está haciendo cargo. Sé que se presentó un proyecto relacionado con incluir en mallas curriculares temáticas de género y resolución de conflictos. Tenemos hoy un currículo oculto, donde los profesores tienen la libertad de pasar estos contenidos quedando al libre criterio, prudencia y equidad del docente respecto a esas temáticas. Esa voluntad muchas veces no existe, por lo que es clave tener un currículo formal respecto a género, resolución de conflictos y conocimiento de trámites de denuncia, para que se nos trate como ciudadanos y no solo sean conocimientos de especialistas.
CASO ANTONIA
-Nos enteramos por los medios de comunicación, condenando el caso. El contacto viene desde una sobrina de Consuelo, quien está en Londres. Tuvimos una reunión con ella y una sobrina, donde le expusimos que para nosotros era un tema de total importancia y enfrentándolo desde una mirada de salud mental y seguridad pública. Vimos que podíamos hacer algo en conjunto, más allá de la Ley Antonia, propiciando un cambio en el paradigma respecto a violencia en el pololeo y con hitos, como crear un día contra la violencia en el pololeo, que señalamos que sea el 7 de febrero en honor a Antonia, crear un centro de atención de víctimas en el poleo e intervenir en los colegios. El Sernameg en estos casos no cuenta con todas las instituciones o funcionarios necesarios para abordar el problema. Buscamos un trabajo colaborativo con Consuelo para, en Concepción y todo el país, visibilizar la temática, además de acciones concretas como intervenir en los colegios respecto a prevención, entre otros.
-Entiendo que hay un proyecto de ley presentado por el Gobierno en enero pasado, que dice relación con incluir a las parejas sin convivencia dentro de la violencia en todas sus formas. Estamos frente a un año electoral, por lo que desconocemos si terminará su tramitación, siendo lamentable que quedemos a la suerte de la voluntad política del parlamento y Gobierno.
-De pronto, entendiendo que no hay una institución que canalice las denuncias, tenemos que activar las redes de apoyo antes los casos de violencia, con la familia, amigos y compañeros. Segundo se debe visualizar el problema, ya sea por campañas de sensibilización o instituciones más allá de Sernameg, dándole realce a las instancias existentes. Que los colegios revisen y cuestionen sus protocolos, respecto a convivencia escolar. Sin ley, debe existir un trabajo colaborativo a nivel intersectorial, entendiendo que la tramitación de un proyecto de ley es muy lento en Chile, siendo que es un tema que necesita medidas inmediatas.