La Bella y la Bestia le hace justicia al clásico animado
Hablar de la cinta "La Bella y la Bestia" de 1991, es hablar de un clásico, no solo de Disney, sino de la animación en general. Y es que la dicha película es una de las pocas producciones animadas que lograron un reconocimiento trascendental, al ser nominada al Oscar a la Mejor Película.
Por lo mismo, la apuesta de Disney es bastante arriesgada, pues adaptar a live-action una historia que está tan arraigada en el subconsciente es complejo. No por nada ya muchas producciones han fracasado en el pasado, siendo la más reciente la adaptación francesa de 2014, que pasó sin pena ni gloria.
Afortunadamente, tal y como ocurrió con "La Cenicienta" en 2015 y con "El Libro de la Selva" en 2016, "La Bella y la Bestia" es una versión bastante bien pensada y ejecutada. Carente de riesgos y poco original, sí, pero innegablemente efectiva y prolija.
La historia es la misma que todos conocemos: un príncipe es hechizado junto a su castillo y solo volverá a la normalidad si consigue ganarse el amor de una mujer. Entonces conoce a Bella, una chica de un pequeño pueblo que sueña con conocer el mundo y aprender más sobre la vida. El príncipe descubrirá en la chica una faceta totalmente diferente de si mismo, cuando empiecen un inesperado romance juntos.
La película conserva prácticamente toda la trama original del filme animado de 1991, salvo por un par de canciones nuevas y una subtrama que involucra a la mamá de Bella, historia inexplorada que permite conocer un poco más del pasado de la protagonista. Muchas secuencias están recreadas casi en su totalidad al metraje original, siendo algunas más efectivas que otras, principalmente las canciones, que mantienen gran parte del espíritu que vimos en la cinta original. El romance se trabaja bien, es verosímil y la química entre los dos principales se logra traspasar a la pantalla.
Lo que funciona a la perfección en la cinta de Bill Condon es la ambientación, pues toda la recreación del castillo, los paisajes y el pueblo están hechos con la tecnología de punta. Uno de los puntos altos de la cinta animada son sus interesantes movimientos de cámara y planos largos, que se repiten también en el live-action.
Emma Watson cumple de buena forma el papel de Bella, aunque a ratos se le nota desconectada de las situaciones, principalmente cuando tiene que interactuar con los personajes que están animados por computadora. Dan Steven y Luke Evans están correctos en los roles del héroe y villano respectivamente, pero quien se lleva todas las loas es Josh Gad, con una brillante interpretación de Lefou. Sin duda dicho personaje es el mejor logrado de todo el metraje, con una interpretación poco convencional y que entrega los momentos más divertidos de toda la producción.
Probablemente la mayor debilidad de la cinta es su extensión. Los 45 minutos extra que posee en comparación al filme animado son palpables, debido a que algunas canciones nuevas se sienten algo genéricas y poco funcionales para la trama, que se estanca y parece perder dinamismo a ratos. El problema se genera cuando hay un sentido de urgencia en la trama principal, que súbitamente se interrumpe con canciones que parecen aportar poco a la narrativa y están más enfocadas en ganar minutos en pantalla.
El diseño de los personajes animados por computadora tampoco es el mejor, pues cuesta trabajo entrar en la lógica de este castillo mágico. Si no tuviéramos la referencia de la película animada, probablemente personajes como Philliph no encajarían en esta historia.
Sin embargo, "La Bella y la Bestia" es una más que correcta adaptación, que si bien no es una obra magistral, le hace justicia a la notable cinta animada. Disney ha encontrado una fórmula difiícil de conseguir, y es de esperar que las próximas cintas que tienen en agenda para el live-action (Mulan, La Sirenita y Dumbo), continúen por caminos similares.