"Nadie se puede alegrar con lo que está pasando con Masvida". Esa es la opinión que tiene Héctor Sánchez Rodríguez, director ejecutivo del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello, y con amplia experiencia en el sector, pues participó de la creación de la Superintendencia de Isapres y fue su primer director.
Desde esa posición, el experto comentó a este medio las razones de la delicada situación que vive Isapre Masvida (IMV), recordando que ésta nació como un proyecto de los médicos, que fundamentalmente buscaban tener una alternativa de trabajo que les permitiera poseer aranceles más razonables respecto al resto.
La segunda razón que plantearon era que sería bueno contar con un plan para ellos y sus familias que en definitiva les dieran beneficio que no podían encontrar en otras isapres. Además, cualquier reducción a nivel de los costos tenía que hacerse con racionalidad y sin atentar la ética médica, cuando nació IMV a mediados de los 80.
PÁJARO RARO
Fue así, relató, como un grupo de médicos liderados por Claudio Santander y otros de Concepción sacaron adelante el proyecto MV, el cual se desarrolló en forma muy tranquila durante muchos años, fue una idea que el resto de la industria siempre lo miró "como un pájaro raro y lo era respecto al resto de las isapres, que lo veían con desconfianza. Esto era por que el modelo de Masvida era distinto al que usaban los demás. Cuando uno ve algo que no conoce y que es diferente a lo que yo estoy haciendo, lo ve como una amenaza o algo raro".
Luego, sostuvo, viene un segundo periodo de MV, en que empieza a crecer y de repente, hace unos 7 u 8 años, toman la decisión de desarrollarse en forma muy fuerte y adoptan una estrategia, "que sigo sosteniendo que no fue equivocada, fue certera, de no subir los precios y controlar los costos".
Esto fue atractivo para el mercado y un determinado segmento, sobre todo el más joven, al que le estaban cobrando precios más altos en las otras isapres y en ésta los valores eran más bajos. Entonces, las personas que no tienen alta siniestralidad, generalmente son más susceptibles a los precios y si había una que le ofrecía menores costos, se podían ir con toda tranquilidad.
"Eso los llevó a un crecimiento sano, porque durante muchos años crecieron en forma muy sistemática, muy importante, y a continuación con personas jóvenes. Sin embargo, y de acuerdo a mi perspectiva, es que la velocidad con la que creció la cartera, no fue con la misma con la cual desarrollaron sus sistemas de gestión clínica y de control de costos, con lo cual los gastos empezaron a subir, los precios siguieron estabilizados y comenzó un desequilibrio", contó como primera dimensión.
COMÚN Y CORRIENTE
Y hay una segunda, planteó que para poder sostener el proyecto, ellos impulsaron infraestructura médica propia con una serie de clínicas en varios puntos del país, pero pasaron a ser prestadores comunes y corrientes y no controladores de costo real. Esto, añadió, no en términos de restringir el consumo, sino de racionalizar el uso, con variables técnicas, es decir, por ejemplo, que las clínicas se relacionaran con la isapre a través de modelos de provisión de soluciones y no de prestaciones, donde los médicos se incorporaran de la misma manera que lo hayan hecho a la aseguradora y a proveer soluciones a precio fijo, asumiendo parte del riesgo de la isapre. "Esto demoró mucho más de lo que demoró en crecer".
Como tercera dimensión apuntó que a la luz de lo que se está observando, han habido problemas de gestión principalmente en las clínicas y esto ha significado situaciones complejas que se están investigando.
Con esto, de alguna manera, queda descartado que esta caída se deba a una situación económica más amplia o de país o al marco regulatorio, pues, afirmó Sánchez, la explicación está en las causas internas, pues si fuera un tema nacional, todas las isapres estarían al borde de la quiebra y están muy lejos de eso.
A raíz de esto, piensa que lo que está viviendo la aseguradora de origen penquista no debe alegrar a nadie, "primero a los afiliados y sus familias, no se puede alegrar el gobierno y sus autoridades, porque esto es un problema que eventualmente se puede transformar en uno social, de un grupo importante de la clase media. Tampoco se pueden alegrar los competidores, porque lo que le pase a Masvida va a afectar al resto de la industria. Por lo tanto, creo que todo el mundo debe estar preocupado de que le busque una solución a esta isapre y su cartera, que está compuesta por más de 500 mil personas y a los menos el 30% debe tener preexistencia", hizo ver.
SALIDAS
Héctor Sánchez considera que el rol que tiene el administrador provisional (Robert Rivas, nombrado por la Superintendencia de Salud) es muy importante y por fortuna tiene toda la autoridad para encontrar una solución.
En eso, estima que si se busca el traspaso o la venta de la cartera, de hecho hay interesados, podría ser una salida. Si se opta por el proceso de licitación, que es una opción menos favorable para los afiliados, también sería un buen paso para el problema. "La respuesta que voy muy poco probable es la venta de la isapre, porque la información financiera es poco fidedigna sobre la realidad de empresa", recalcó.
El experto, que fue socio fundador y primer gerente general del holding de centros médicos Integramédica, ve poco probable que la cartera se vaya a Fonasa, que ahí sí afectaría al 30% de los afiliados con preexistencia.
Sobre el marco de acción que tiene la Superintendencia de Salud, que para algunos es muy poco, el director ejecutivo del Instituto Salud Pública de la Unab discrepa de eso, puesto que estima que el organismo cuenta con todas las atribuciones para haber intervenido hoy y ayer. Tenía, subrayó, todas las facultades para poder haber hecho las investigaciones que hubiera querido para hacerse un juicio real de lo que estaba sucediendo.
Como ex regulador planteó que una cosa es que no se entregue la información que se necesita, pero otra es ir a buscarla.