Documentalista local recorre el mundo sobre su propio tren
Éste es uno de aquellos documentales donde el director parece presente y respira en cada uno de los fotogramas que pasan frente a los ojos. Son las emociones, recuerdos y momentos atesorados que buscan salida y mirada en una obra con los argumentos necesarios para transitar por festivales y otras muestras.
Nacionales y extranjeras, ya que por estos días "El ruido de los trenes" recorre las vías de exhibición del Festival Internacional de Cine Documental MiradasDoc Tenerife 2017. Allí la pieza del penquista Cristian Saldía (36) se proyectó el pasado miércoles, en horario estelar, con una muy buena recepción.
Lo cierto es que la cinta realizada en 2015, y que tuvo su estreno en el Festival de Cine de Valdivia ese año, con el paso de los meses sumó pases en diversos festivales. Desde Chile, su proyección llegó hasta Argentina, Uruguay, México, Perú y Francia. Incluso, Concepción conoció de sus imágenes en el marco del ciclo "Paisajes de norte a sur", el mes pasado.
SOBRE LAS SENSACIONES
Estamos frente a una pieza madura en términos de observaciones y miradas, también de recorridos. En este caso, como una "ópera prima", que así fue presentada en la competencia de Tenerife, que se enfoca en el detalle: en esa historia del rincón con argumentos para ser mirada en el mundo.
No se trata de que el documental de 67 minutos hable de San Rosendo, de su relación ferroviaria y de cómo esta localidad ha cambiado en la relación con ella misma y el resto de nosotros.
"El ruido de los trenes" es sobre Chile, sus habitantes y realidad desde la perspectiva de un director inspirado en la temática ferroviaria. "Cuando me propuse hacer esta película (2010) llevaba viviendo casi 4 años en Santiago. Con la distancia empecé a mirar el Biobío de otra manera: Me di cuenta lo mucho que se había transformado la Región en las últimas décadas y decidí hacer una película que mostrará de alguna forma esa transformación", explica Saldía desde España, sobre la que sería su primera película.
- Pensé en la casa de mis abuelos, donde me crié de niño. Esa casa está ubicada en un pasaje pegado a la línea del tren, en la calle Vicuña Mackenna, entre Salas y Angol. Es una población ferroviaria (mi abuelo lo era), por lo cual la vida de todos quienes vivimos alguna vez allí estuvo marcada por el paso del tren. Cuando era niño el silbato de la locomotora se oía a lo lejos, el piso de madera de la casa de mis abuelos crujía y las ventanas vibraban.
- Claro, a partir de aquella sensación surgió la idea de que el eje debía ser la relación entre los trenes y los habitantes de la Región. Desde ahí podía mostrar cómo se ha transformado este territorio y la vida de sus habitantes. Ahora, como en Concepción los trenes perdieron relevancia en las últimas décadas, debido a que la ciudad creció y se modernizo, y también a causa de la crisis que sufrió ferrocarriles; comencé a buscar otro lugar donde los habitantes tuvieran todavía un vínculo con el tren. Así llegué a San Rosendo, donde a pesar de que cada vez pasan menos trenes, aún existe una dinámica en relación al paso del tren y un pasado de esplendor vinculado a la industria ferroviaria, de la cual hoy sólo quedan ruinas.
- El proceso de hacer la película fue particularmente largo, fueron varios años de rodaje y montaje, que implicaron mucho trabajo. Estrenamos en octubre de 2015 en Valdivia. y ahora que lleva poco más de un año circulando por festivales, la puedo ver con más de distancia. Creo que cada película es una búsqueda y eso tiene mucho que ver con el momento en que se realiza. En este caso, esa búsqueda tenía relación con volver a mirar, de otra manera, un lugar que siempre me fue muy familiar, la región del Biobío. Pero también con encontrar una forma particular de construir una película, que diera cuenta de esa mirada y esa realidad. Fue un proceso de exploración intenso y del que he aprendido mucho, por lo cual me siento muy agradecido.
- Sabes, hacer una película, por muy pequeña que sea, es un trabajo enorme. Pero encontrar las instancias para compartirla con el público, a veces, es tanto o más difícil. Hemos tenido la suerte de encontrar esas instancias, ya sea a través de festivales o del estreno comercial que pudimos realizar en Chile (con aportes del fondo Corfo Distribución). La respuesta del público es bien diversa
- Llama la atención la forma en que está construida, ya que casi no tiene diálogos y el relato se desarrolla a través de las imágenes y los sonidos, de una manera más sensorial que informativa. En cambio en el estreno comercial, por ejemplo, en Concepción, el público se conectó con la historia personal de cada uno en relación al pasado ferroviario de la Región.
- Poder acompañarla en MiradasDoc ha sido una gran experiencia. Es muy interesante mostrar la película y percibir la reacción del público en lugares tan alejados de Chile. Cada persona hace sus interpretaciones y la recorre de una manera personal. Al final de la proyección pude conversar con el público, y mientras algunos se interesaron por la transformación de la industria ferroviaria en Chile, otras personas me comentaba que la película les había transmitido una sensación de libertad y que los había emocionado.