Afectados mantienen alerta por posibles nuevos focos
En los últimos días, más de ochenta incendios han atacado distintos puntos de la Región del Biobío. Siniestros principalmente forestales, pero que también han afectado zonas urbanas y viviendas retiradas de las capitales provinciales.
Tras el fuego, la tensión y el espíritu de sobrevivencia a flor de piel, quienes ya fueron víctimas de los incendios en San Valentín y Chaimávida comienzan el camino a la reconstrucción de sus viviendas, limpieza de los alrededores, pero con la preocupación constante por una posible reactivación de focos cercanos.
ACTUAR A TIEMPO
Pasadas las 15 horas de este jueves las llamas comenzaron a rodear el sector de Chaimávida, a la altura del kilómetro 22 de la Ruta Concepción-Cabrero, y José Marcelino Vidal actuó rápidamente para mantener resguardados a los nueve miembros de su familia y evitar que su casa fuera consumida por las llamas.
"El fuego comenzó a bajar rápidamente por el cerro y lamentablemente echó abajo una bodega que teníamos con animales. No perdimos a ninguno de ellos si y el fuego no alcanzó a llegar a ninguna de las dos casas, ya que lo logramos controlar a tiempo con mis hijos, gracias a la motobomba que tenemos y da al estero", detalló, recordando que hace 18 años vivió una situación similar de la cual también no tuvo mucho que lamentar.
A cinco kilómetros de distancia (km 17), Javier Muñoz recorre el terreno perteneciente a sus tíos y cuenta como también el incendio por poco consumió la casa: "Se salvó todo de pura suerte. Comenzó todo cerca de las 13 horas y lo logramos controlar a las 21.00. Teníamos algunas cosas, como herramientas y leña que terminó hecha carbón".
Ambos reconocen que la prevención de los incendios estuvo en sus manos y no en las de bomberos. "El carro de ellos pasó una y otra vez por acá y nunca se detuvo. Nunca paró a ayudarnos", dice José Vidal.
"Sólo vino un carabinero a pedirle al tío que dejara la casa. ¿Bomberos? Ni por si acaso se asomó", agregó Javier Muñoz.
Respuesta distinta es la que entrega Carolina Vega, de la parcela Nº12 del fundo San Valentín, quien atribuye la lenta labor a la poca coordinación previa ante estos casos, además del rápido avance de las llamas.
"Queremos que haya un aprendizaje, para poder agilizar todo. Bomberos ni siquiera podía entrar y hay que estar precavidos. Las autoridades no han trabajado para eso", afirma mientras muestra su parcela completamente calcinada el pasado jueves.
ESTADO DE ALERTA
Si bien hace algunos días los incendios bajaron en estos sectores, la preocupación de quienes fueron afectados por el incendio se mantiene. "Ya nos habíamos salvados de dos incendios con anterioridad. Recibimos harta ayuda de privados para desmalezar y botar los árboles. Tenemos motobombas y todo listo en caso de que se reactive el incendio, a la espera de que todo pase", narra Carolina Vega, agregando que "hay gente a la que le cuesta mucho más que a nosotros y, ¿con que van a reconstruir ellos? Las autoridades deben escuchar a la gente, ya que ante las crisis no hay capacidad de reacción".
"Juntamos agua y estamos preparados por si vuelve. Nos preocupa mucho el hecho de que el clima puede no favorecernos del todo y complicarnos si es que se reactiva el incendio", cerró José Marcelino Vidal.