Acusan nulos avances a tres años de tragedia en zona de Tirúa
Cecilia Sufray viaja constantemente a Tirúa a visitar el memorial que recuerda a su hija y las otras cuatro personas que fallecieron tras el extravío del avión Cessna 172, ocurrido la tarde del 6 de octubre de 2013, en el trayecto entre la Isla Mocha y Tirúa.
El pasado domingo, precisamente, estaba planificado un viaje a la zona y mientras arreglaba algunas cosas se enteró de una nueva tragedia en el aeródromo Lequecahue, en el extremo sur de la Provincia de Arauco.
"Estas personas estaban en las mismas condiciones que mi hija Leslie. Hubo múltiples sensaciones: pena, llanto, dolor. Es impresionante como no hay avances y el aeródromo sigue igual como hace tres años", señaló Sufray.
Un accidente que reabrió una herida, según relata Cecilia, quien reconoce que aún es difícil de curar, pues los cuerpos de sus familiares y los restos de la avioneta, manejada por el piloto Mario Hahn, nunca fueron hallados. Situación por la cual hoy, a tres años del accidente, analizan acciones legales, cuya fecha de presentación aún no es confirmada.
Una tragedia cuya investigación fue cerrada en su momento al no encontrarse responsabilidades penales, pero que hace algunos meses fue reabierta para la realización de una diligencia puntual que ya fue concretada. Actualmente, la indagatoria llevada adelante por el Ministerio Público se encuentra abierta y la espera de la toma de decisión sobre el cierre o la solicitud de nuevas pericias, según se detalló.
SIGUEN FALENCIAS
A las 14:45 horas del 6 de octubre de 2013, la avioneta que pilotaba Mario Hahn Cortés (68) se precipitó al mar, cuando transportaba a cuatro tripulantes: Leslie Roa Sufray (27), Erik Arriagada Zúñiga (26), Jorge Luengo Suazo (53) y su hijo Jorge Luengo Espinoza (28).
A poco más de tres años, las familias de los fallecidos aún visitan la zona y han sido testigo de los pocos cambios que han habido en el aeródromo.
"Todas las veces que venimos, no hay una persona encargada de este lugar. No hay una radio que pueda monitorear el tráfico de las avionetas, que muchas veces deben volar con mal tiempo", afirmó Cecilia Sufray.
La madre de Leslie Roa indicó que los planes de vuelo no sirven de mucho, puesto que serían varias las naves que incumplen la normativa.
"Acá hay cero fiscalización y nosotros creemos que la Dirección General de Aeronáutica debería tener personal en los aeródromos para asegurar el buen retorno de las personas", sostuvo.
Cabe destacar que según un informe sobre el accidente de la avioneta en 2013, disponible en la página web de la DGAC, el piloto excedió la capacidad de personas que debía llevar a bordo, sin embargo, la causa aún aparece como indeterminada.
RESPONSABILIDADES
El abogado Ignacio Díaz conoce de cerca este caso. Desde hace algunos años trabaja con las familias de los tripulantes fallecidos en 2013, por lo que lamentó esta nueva tragedia ocurrida en Tirúa.
"Un accidente aéreo siempre trae aparejado un estrés social relevante, y además creo que la pena que conlleva es compartida transversalmente", señaló.
Respecto a la acción civil que se anunció hace algunos meses tras la desaparición de la avioneta, Díaz confirmó que pronto será presentada sin embargo, no precisó una posible fecha.
Por otro lado, el jurista insistió en que hubo responsabilidades tanto en el piloto como en la DGAC en el accidente de hace tres años.
"Aquel se trató de un vuelo realizado con gravísimas infracciones a la reglamentación aeronáutica. Ello es imputable al piloto que lo realizó, pero también a la autoridad aeronáutica, que pudo y debió detener sus sistemáticos vuelos al margen de toda norma de serguridad", cerró.