Además de las propias palabras dedicadas al séptimo como tema central de la Escuela de Verano UdeC, "Horizontes del cine", en su versión 2017; un aspecto que llamó especialmente la atención en el decir de María Soledad González fue el espacio dedicado al centenario de Gonzalo Rojas.
Mal que mal el poeta lebulense, que el 20 de diciembre pasado habría llegado al siglo de vida, fue el fundador de esta iniciativa reflexiva, intelectual, ciudadana y artística, cuya primera versión se remonta a 1956.
"Había que recordarlo", comenta la directora de Extensión, en torno a una de las figuras centrales, para darle el carácter nacional e internacional a los encuentros estivales.
- No, fue sólo nombrarlo como un gran aporte.
- No, el tema ya está decidido y no es (Gonzalo Rojas).
AHORA ES EL CINE
Más que adelantar el tema de la versión 2018 ("obviamente no se puede decir"), para la encargada de Extensión UdeC el tema del cine resulta clave, ya que se proyecta como un territorio seductor, desde varios puntos de vista.
"Una vía de orientación que permite tratar los hitos artísticos, sociales e ideológicos, desde que lo concretaran los (hermanos) Lumiere (el 28 de diciembre de 1895, fecha de la primera proyección pública del cinematógrafo)", señala sobre este medio que vio la luz como novedad científica.
Este medio narrativo y expresivo, sostuvo, genera las condiciones para "vivir experiencias estéticas fundadas en el encuentro con la historia del cine".
Por lo mismo, dijo, se trata de una invitación al diálogo -fundamento de la Escuela de Verano- a través de la circulación del arte en movimiento. "Por lo mismo, el rol público de la Universidad de Concepción no puede ser imaginado sin este compromiso social", resumió González, notando sobre los 7 años de acreditación de la casa de estudios fundada en 1919.
DESDE MÉXICO
Lo que se apreciaba como una ponencia sobre la producción cinematográfica desde la perspectiva de un director mexicano, Jack Zagha, y lo que ello podría implicar en términos de hacer cine en el mercado latino; terminó convirtiéndose en una reflexión de casi una hora sobre el sentido de escucharnos unos a otros.
O sea, una especie de cruce entre la meditación y valoración del ser humano en una época donde "no escuchamos a nadie", y algunos consejos para los directores de cine. "Actualmente, tampoco escuchamos cuando hacemos cualquier otra cosa. En un mundo inserto en la tecnología no estamos realmente escuchando", comentó el realizador que ayer en la tarde presentó su más reciente película al público penquista: "Almacenados" (2015).
Convirtiendo la Casa del Arte en un improvisado set, durante su intervención Zagha invitó al público a preguntarse sobre ¿qué era el cine? "En mis 20 años de carrera he concluido que escuchar es la base para hacer cine", señaló el cineasta con tres películas a su haber desde 2010, y que llegó a esta Escuela de Verano en un plan de cooperación de la embajada mexicana con la casa del Campanil adscrito en octubre pasado.
Desde su perspectiva, una que tiene un claro énfasis en lo humano, Zagha comentó que más allá de contar historias -la lógica- el cine transmite emociones, sensaciones. "Todo el tiempo todos contamos historias y todo nos cuenta una historia, desde una silla a las marcas. Una historia tiene como común denominador que estamos hechos para eso", dijo.
A su vez, en el marco de la influencia del sonido, que señalara el teórico Michel Chion; las personas necesitan escuchar éstas y que "nos escuchen esa historia".
Por lo mismo, la relevancia que adquieren el quién, cómo y por qué en la construcción de un relato. "Al escuchar al otro (el cine) existe una vía de conexión", que se logra al saber ponerse en el lugar del otro. "Por eso es importante que el director sepa lo que tiene que escuchar", ya sea la historia y sus personajes (el guión), a los actores entre ellos y la producción.