Ausencia de un ser querido puede fortalecer a la familia
Las fiestas de fin de año son instancias de reencuentro, reconciliación y unidad familiar. Es por eso que se trata de momentos en los que la ausencia de un ser querido, por razones como distancia, enfermedad o fallecimiento, es mucho más notoria. Lo mismo sucede en otras fechas significativas para las familias como cumpleaños o aniversarios.
Si bien es inevitable, esperable y normal que estas situaciones evoquen sentimientos de nostalgia, tristeza y soledad, la psicóloga Gabriela Capurro afirma que lo importante es saber cómo sobrellevar el dolor en esos momentos, los que se pueden transformar en un una oportunidad de crecimiento para toda la familia.
RECORDAR
La académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Santo Tomás, sostiene que fundamental es recordar todo lo que sea necesario. "No debemos temer tocar el tema, porque todos los que extrañan a esa persona están experimentando lo mismo. Por lo tanto, verbalizar las emociones ayuda a recordar los momentos vividos juntos, las anécdotas, los gustos", dice. "La ausencia de un ser querido puede movilizar a que la familia se una en torno a un recuerdo y con ello re-signifiquen el momento, logrando una nueva vivencia que en vez de ser triste como se lo imaginaron, puede ser un espacio relacional rico en recuerdos, anécdotas y momentos alegres", reflexiona.
EXPRESAR EMOCIONES
Apunta que es importante tener claro que la ausencia de un ser querido tras la muerte es sólo una física y que depende de cada uno el cómo incorporarlos de manera simbólica. Es así que, por ejemplo, algunas familias sienten la necesidad de poner un puesto en la mesa en memoria de quien no está o una foto en su recuerdo. "Si usted considera que ésta es la manera de recordar a quien ya partió, hágalo, pues lo peor que se puede hacer es reprimir la necesidad de tener a ese ser querido presente en un momento importante", asevera.
Capurro también recalca que es importante transmitir a los niños los sentimientos, sobre todo cuando la pena embarga. "Si los pequeños la ven llorar no dude en explicarles por qué. Es sano para un niño saber la verdad sobre lo que sucede y ver cómo la pena se convierte en otra emoción más positiva", apunta.
Por el contrario, esconder el dolor o el llanto por no hacer sufrir o preocupar se transforma en el peor escenario para un niño porque el dolor no pasa, se reprime; mientras que expresar y descargar abre las puertas a la tranquilidad y al recuerdo en paz, enfatiza.
Es por lo anterior que su invitación para quienes deben vivir fechas importantes con el dolor de la ausencia es que intenten expresar directamente lo que necesitan. "Si queremos que el resto suponga qué necesitamos, corremos el riesgo de que se equivoquen, algo que podría generar más dolor", finaliza.