Chomali compromete gestiones en La Moneda para ayudar a mineros
En el salón había veintitrés puestos. Veintidós mineros, con su equipamiento completo, cascos, linterna, batería, como recién salidos de Santa Ana, se instalaron un par de minutos después del mediodía en la oficina del segundo piso del Arzobispado en Concepción. La silla que estaba vacía fue ocupada por monseñor Fernando Chomali, con quien tenían concertada una entrevista.
Durante 20 minutos el líder de los trabajadores, Luis Chandía, resumió al arzobispo por qué 70 de sus compañeros decidieron -la mañana del 6 de diciembre- ingresar al pirquén y no salir más. Por qué un par de días después, diez de esos trabajadores dejaron de ingerir alimentos y por qué ya no hablan con el gobierno.
Su postura es firme. Y, como remarcó Luis Chandía, la única opción para dejar la movilización es que se gestionen los recursos que requieren para adquirir el yacimiento. Desde hace más de un año la propiedad está en manos de un síndico de quiebra y desde entonces han sobrevivido gracias a una manutención otorgada por el gobierno, vinculada a capacitaciones.
Entre los flashes y luces de los medios de comunicación, y con navideños moños rojos y campanitas doradas que colgaban de las lámparas del salón, Chomali escuchó a los trabajadores. Les dijo que entendía su dolor. Les pidió que al menos por las fiestas depusieran su movilización. Que pensaran en su seguridad y en sus familias. Y comprometió lo único que, por el momento, puede hacer: gestionar una reunión con el nivel central.
"Me comprometí con los trabajadores a llamar al subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, para que los reciba", especificó después del encuentro.
Estables y a la espera
A las 12 en punto, los 22 mineros se instalaron en la entrada de la catedral. "Estamos mal en Curanilahue los 73", se leía en el cartel gigante que por varios minutos cargaron los trabajadores. Hicieron lo mismo, media hora más tarde, una vez que concluyó el encuentro con monseñor Chomali.
Noventa y tres kilómetros al sur, sus compañeros esperaban novedades. Los diez que optaron por la huelga de hambre sólo consumen líquidos. Aunque están a 300 metros bajo tierra, y a unos 700 de la entrada a la mina Santa Ana, Chandía aseguró que están en buenas condiciones.
Los otros 60 ex trabajadores del pirquén están unos 50 metros antes. "Están en una galería. A fines de la semana pasada fue un paramédico del Hospital de Curanilahue que tomó signos vitales, pero no a quienes están en huelga de hambre. Quienes quisieron se les tomaron signos vitales y se catastró a las personas crónicas", detalló Luis Chandía.
Añadió que la movilización se mantendrá mientras no obtengan alguna respuesta favorable por parte del gobierno respecto a la adquisición de la mina, su objetivo desde el momento en que se supo de la quiebra de la empresa propietaria.
Otra acción que esperan, mencionó Chandía, es que se resuelva lo de las nuevas capacitaciones que comprometió el gobierno. Estos cursos vienen aparejados de subsidios para cubrir gastos de los trabajadores, los que ayudan a la subsistencia familiar.
Aunque se gestionó, contraloría frenó la entrega de los recursos, lo que tiene a los mineros sin fondos hace cuatro meses, según detalló el dirigente de los pirquineros.
Sumó que por ahora no se está extrayendo carbón y que sólo se está sacando el agua que se acumula en la mina, trabajo realizado por un equipo anexo a los huelguistas.
Claros con el
requerimiento
"El Gobierno, a través del seremi de Minería, ha dicho que no hay recursos ni forma de ayudarnos", recordó Luis Chandía. Fue por esa respuesta que se quebró el diálogo con las autoridades y se inició la movilización al interior de la mina Santa Ana.
A nivel local, el seremi de Minería, Lautaro Benítez, ha remarcado que el Gobierno no puede entregar fondos para adquirir la mina. Por eso la ayuda que se prestó fue a través de las capacitaciones. Sobre la adquisición del yacimiento carbonífero, el compromiso sólo abarcaba apoyar las gestiones, cosa que ya se cumplió, aseveraron las autoridades.
Monseñor Fernando Chomali reconoció la disposición de los líderes locales. Por eso, dijo, ahora verá si puede hacer de puente con las autoridades nacionales. "Creo que el Estado, en este caso concreto, debe ver la posibilidad de que ellos vuelvan a trabajar. Ellos no están pidiendo que les den algo, están pidiendo que se les permita trabajar en el lugar que les da el pan para su casa y ese es un deber de la autoridad", planteó el arzobispo de Concepción.