Control glicémico en los más pequeños
Cada vez es más común encontrar a personas jóvenes con enfermedades crónicas no tranmisibles como hipertensión arterial, diabetes y dislipidemias; siendo esto atribuible, en gran medida, a los estilos de vida asociados a una alimentación alta en azúcares, grasas, sodio y una vida sedentaria.
De hecho, la prevalencia de la obesidad ha aumentado notablemente en los últimos años y se estima que el porcentaje de niños y adolescentes obesos ha tenido un incremento de casi un 50%.
Aunque la población pediátrica tiene un bajo riesgo de desarrollar obesidad, si uno de los padres es obeso, esta cifra se incrementa hasta en un 50%. Si ambos lo son, aumenta entonces hasta un 80%. Por lo tanto, los hijos de padres obesos deben tener un especial cuidado en su alimentación y estilos de vida para no desarrollar esta patología.
Una de las complicaciones y/o gravedad de la obesidad, es su relación con enfermedades como la Resistencia a la Insulina, común en niños obesos, sobre todo en aquellos que tienden a acumular su grasa a nivel abdominal, ya que predispone a otras enfermedades o grupo de enfermedades como la Diabetes Mellitus y el síndrome metabólico.
Por lo anterior es importante fijar la atención en aquellos niños y niñas con problemas de sobrepeso u obesidad, y observar algunos signos físicos de la resistencia a la insulina, como la acantosis nigricans, que es un oscurecimiento y engrosamiento de la piel en algunos sectores específicos del cuerpo como cuello, axilas, codos y rodillas. Otra sintomatología a la que hay que poner atención es la sed y apetito excesivo, y la baja de peso anormal, que puede indicar una diabetes.
Las indicaciones ante esta sintomatología es consultar un médico para un control de glicemia, pesquisar una posible patología e indicar el respectivo tratamiento.