"El próximo gobierno enfrentará el terremoto de las políticas públicas"
El ex ministro de Hacienda en el gobierno de Sebastián Piñera, Felipe Larraín, fue claro: nuestro país no tiene una crisis económica, porque en términos simples no hay recesión, pero sí hay un crecimiento paupérrimo.
Este fue el primer punto de vista que entregó a El Sur el hoy director del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (Clapes) de la Universidad Católica, quien estuvo en Concepción participando de la conferencia "Proyecciones y desafíos económicos 2017", que organizó la Mutual de Seguros de Chile en el marco de sus 97 años.
El economista, previo a su exposición, afirmó que "este país se frenó de forma violenta y abrupta. Esta no es una desaceleración suave, es un frenazo violento y esto es por causas domésticas, no externas. Esto lo digo no solo por la investigación que hemos hecho nosotros para tratar de entender. No se trata de buscar culpables, pero lo primero que se debe hacer para corregir un problema es tener un diagnóstico. Si no se parte de esto, no se puede resolver algo".
Sostuvo que una fracción del inconveniente que vive la economía nacional es por los cambios económicos que se han impulsado y no por la incertidumbre, porque la reforma tributaria (RT) dejó de serlo, ya es ley, y "nos quedamos con un pésimo sistema tributario".
El ex secretario de Estado hizo ver que ha trabajado en los últimos 30 años asesorando distintos gobiernos y tuvo el honor de ser ministro de Hacienda y conducir la economía de Chile. Ha orientado a casi 20 gobiernos, ha visto decenas de reformas tributarias en acción y análisis, pero la que hizo la actual administración, según aseguró, es la peor que conoce.
Explicó que hay que juzgarla no solo con lo que quedó -que como dijo un colega suyo, es un "engendro"-, que es muy malo, pero "uno tiene que ver un cambio y ver si mejora o empeora, pero lo segundo fue muy significativo y no desde el punto de vista del tamaño o el peso de la recaudación, sino que desde el punto de vista conceptual.
Indicó que hay varias discriminaciones, como entre trabajo y capital, inversionistas nacionales y extranjeros. "Creo que sería cariñoso decir que esta reforma fue diseñada con los pies", subrayó.
- Prefiero no hacer juicios sobre personas, pero sí sobre política y ésta es pésima. Pienso, con seguridad, que se creó un sistema tributario que quien sea que llegue al poder va a tener que cambiarlo. Por eso digo que esto no es un tema de incertidumbre, porque la gente pone mucho el acento en eso, aunque en parte tienen razón, pero el punto es que si uno despeja la incertidumbre nos quedamos con la certidumbre de las malas políticas.
Hoy existe un sistema tributario que corregir, una reforma laboral que lo que hizo fue empeorar sustancialmente el sistema chileno sobre el cual habrá que ponerse de acuerdo para enmendarlo, porque habrá judialización de los procesos laborales junto con la falta de regulación de los grupos negociadores entre otras cosas que quedaron en el aire.
Ante eso, remarcó que en Chile no había costumbre de ver reformas de tan mala calidad en su concepción. Al preguntarse ¿qué pasó? Estimó que varias de estos cambios se hicieron entre cuatro paredes, sin conversar, ni consensuar, sin llegar a acuerdo, "porque al acuerdo final concurrió la oposición para evitar un mal mayor, no porque estuviera de acuerdo con la nueva regla impositiva".
Si bien criticó a la Cámara de Diputados que aprobó la RT sin analizarla, lo cual es una completa irresponsabilidad, pero hay una mayor responsabilidad del gobierno, que es el que presentó la iniciativa y en lo que "estamos metidos en este momento".
Eso sí, Felipe Larraín expuso que al ser analista económico hay que ser justo y si bien hay una desaceleración mundial y terminó el súper ciclo de los commodities, hay países como Perú que está creciendo más del 4% y está llenó de mercancía destinada a uso comercial al igual que Chile, que está creciendo al 1,5%. "Por eso, usando información del Fondo Monetario Internacional, dos tercios de la responsabilidad del frenazo es interna y un tercio es externa. Luego, si la economía chilena ha caído en su crecimiento más de dos puntos, uno se lo podemos achacar a la economía internacional, los otros dos a la local", formuló.
- En el gobierno pasado, el crecimiento promedio fue de 5,3% en los cuatro años de mandato. Y la desaceleración fue así, con un poco más en el tercer trimestre y más fuerte en el último, con lo cual comenzó a caer más fuerte la inversión. Esto ocurrió justo después que la entonces candidata (Michelle Bachelet) anunció su programa de gobierno. Esto lo planteé en junio del 2013, justo cuando la ex presidenta dio a conocer su plan para su administración. A mí me tocó dar una conferencia esa semana y advertí que lo comunicado por la postulante a La Moneda iba a parar la inversión, el crecimiento y el empleo, y eso fue lo que ocurrió. Lamento no haberme equivocado, hubiese preferido hacerlo, porque si cometía un error le habría ido mejor al país, pero a Chile le fue muy mal. De hecho, también era difícil pensar que las reformas iban a ser tan malas.
- Yo creo que sí. Un gobierno que gana una elección tiene el derecho de imprimirle su sello a las políticas públicas. Uno puede decir que quiere aumentar la carga tributaria porque tiene una necesidad, pero primero este gobierno lo hizo de la peor forma, haciéndole un daño enorme a la economía del país. Y lo otro es como gasta, que no tiene nada que ver con calidad en la educación. O sea, no vamos a mejorar la educación eliminando la selección, el copago e imponiendo la gratuidad.
Entonces, nunca hemos tenido un acento, ni siquiera en mejorar la educación pública. Lo que van a lograr es liquidar instituciones como el Instituto Nacional, lo cual están logrando. Las cosas, en especial las reformas, se han hecho mucho mejor y en los gobiernos de la Concertación.
En el gobierno pasado nunca dijimos que haríamos Chile de nuevo, planteamos que el país estaba aletargado, dormido, que crecía poco a pesar de haber tenido las mejores condiciones en el precio del cobre, en particular en el primer periodo del gobierno de Bachelet. Por eso digo que hay que tener un buen diagnóstico y que ¿habrá que reconstruir?, sin duda. Nosotros tuvimos que enfrentar un terremoto físico y el próximo gobierno tendrá que enfrentar el terremoto de las políticas públicas.
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- Eso lo tendrán que juzgar al final los chilenos. Si quieren seguir adelante en el camino de estas reformas que han logrado parar al país o si prefieren otra cosa. El punto no es que uno esté en contra de hacer reformas, yo estoy en contra de estas reformas, yo estoy a favor de cambios bien hechos, que sean consensuados, de calidad, que permitan avanzar. Lo que hemos hecho es retroceder, esa es la diferencia.
- Yo no diría 'por ningún motivo'. Para mí fue un privilegio servir al país, pero se puede hacer de distintas maneras y diferentes posiciones. Creo, además, que es una decisión que no hay que tomar ahora y depende de muchas variables. Hoy estoy en Clapes, una institución académica en la UC tratando de avanzar en propuestas de políticas públicas. Yo he sido muy crítico, pero cada vez que lo hago, propongo. Dado que venía una desaceleración por los commodities, además se hicieron estas reformas. Pero lo más delicado es que se engañó al país, porque cuando a los chilenos se les dijo que las reformas, en particular la tributaria, no afectarían la inversión ni el crecimiento ni el empleo ni las pymes ni a la clase media, fue un engaño completo y absoluto.