El triunfo del (neo)individualismo
El año 2016 va a ser recordado por tres resultados políticos que marcarán un antes y un después en la historia: el sí al Brexit en el Reino Unido, el no al acuerdo con las Farc (y al fin de la guerrilla) en Colombia, y la reciente -también la más importante- elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
Al poco tiempo de la decisión de los británicos de no continuar en la Unión Europea ninguno de los principales gestores del triunfo quiso tomar "el fierro caliente" de convertirse en primer ministro. Es más, tuvieron que reconocer gran parte de las premisas de campaña fueron falsedades inventadas a propósito, como culpar a la migración por el aumento en la cesantía.
Mientras en tierras cafeteras, el rechazo a la paz con las Farc se produjo más por una disputa política entre el actual presidente Juan Manuel Santos y su antecesor Álvaro Uribe que por un análisis al fin del conflicto. Tanto así que en las regiones donde las fuerzas revolucionarias generaban más impacto el "sí" al acuerdo ganó con holgura.
Lo sucedido la madrugada de ayer, y que solo con el correr de las horas estamos empezando a digerir, demuestra lo poco que podemos a entender a Estados Unidos mirándolo desde afuera, por más que la cultura hollywoodense nos influye desde hace casi un siglo.
Estos casos coinciden con encuestas previas a cada comicio que anunciaban resultados totalmente diferentes. Otro factor es la abstención que, si bien en UK y en Colombia fue un factor determinante, al momento de la elaborar esta columna los expertos no se ponían de acuerdo de si la participación en USA fue más baja que en otras elecciones, como las de 2008.
Lo que sí está claro es que, pese a todos los virales de la web y apoyos de celebridades, la participación masiva de latinos, afroamericanos y mujeres en favor de Hillary Clinton fue solo una ilusión representada por los medios opositores al multimillonario.
De hecho, cuando corresponsales internacionales entrevistaban a latinos votantes de Trump, estos últimos reconocían que su discurso antinmigración les daba igual, lo importante era su promesa de mejorar sus pensiones.
Mientras algunos atribuyen que estos fenómenos están relacionados con la indignación de las sociedades con sus sistemas políticos y burocráticos actuales, pareciera que lo que realmente aumenta es el neoindividualismo como una forma de priorizar el bien propio por sobre el colectivo.
Es que con modelos sociales en permanente conflicto las personas han priorizado la supervivencia, total "si a mí me va bien, qué me importa el otro".
De hecho, si Michael Corleone existiese lo habría definido con elegante simpleza: "nada personal Hillary, solo negocios".