Beca Vocación de Profesor: un 5% de adscritos supera los 700 puntos
Son diversas las medidas que el gobierno ha adoptado en los últimos años para mejorar la educación. Una de ellas fue la creación de la Beca Vocación de Profesor (BVP), que por sexto año consecutivo se entrega con cobertura total del arancel y matrícula a quienes obtienen puntajes de ingreso superiores a 600 puntos.
El objetivo de este beneficio era incentivar que los buenos alumnos optaran por pedagogía y por eso se establecieron beneficios adicionales al pago del arancel anual para quienes ingresaran con más de 700 puntos, como aportes mensuales a través de Junaeb o la opción de realizar pasantías en el extranjero.
Sin embargo, los alumnos con estas características de ingreso no superan el 5% del total de alumnos beneficiados en la zona, es decir, 48 de 875. Esto, en base a información obtenida por Ley de Transparencia desde Junaeb, institución a cargo de los beneficios adicionales para puntajes de excelencia.
Expertos piden tranquilidad y paciencia a la hora de evaluar los resultados reales que tendrá la nueva implementación de la BVP, considerando que esta diferencia de puntajes no ha incidido mayormente en el resultado de los beneficiarios, pero advierten que la llegada de la gratuidad atentará con beneficios como estos si el Gobierno no blinda a sus propias alternativas de financiamiento.
Evolución
Las cifras de beneficiarios en el Biobío se han mantenido proporcionales desde la implementación en 2011 (ver recuadro).
Se observa un alto porcentaje de renovación del beneficio año a año, lo que refleja la constancia de estos alumnos y la distribución que han tenido en los planteles nacionales. La Universidad de Concepción (UdeC) es la que ha concentrado el mayor porcentaje de estos beneficiarios con resultados sobresalientes al momento de su ingreso.
De los 48 adscritos este 2016, 34 pertenecen a esa casa de estudios. Otro dato a considerar es que algunos alumnos con más de 700 puntos. han preferido trasladarse a otras regiones para hacer efectivo este beneficio.
Con la irrupción de la gratuidad este año, a nivel nacional se vio una caída en la cantidad de alumnos con la BVC. En la Región, en cambio, se mantuvo la cantidad total de beneficiarios.
Temprano para analizar
El detalle de estas cifras despertó distintas opiniones entre expertos, quienes primero puntualizaron la nula diferencia existente al interior de las aulas entre los beneficiarios y el resto del alumnado. "En general son buenos alumnos, se comportan bien académicamente y con un buen desempeño dentro de las distintas carreras", manifestó Óscar Nail, decano de la facultad de Educación de la UdeC.
Además, destacaron que el origen del proyecto tiene una buena intención y que el momento para hacer balances aún no llega.
"Ha sido una experiencia muy interesante que sigue siendo de laboratorio, porque en realidad los resultados de esta política los vamos a tener más adelante. Desde ya se constata que varias universidades que cuentan con facultades de educación mucho más dinámicas atrajeron a mejores puntajes, pero luego hay que ver cuántos de estos terminarán sus estudios e ingresarán al mercado ocupacional continuando por varios años en la docencia", complementó José Joaquín Brunner, director de la Cátedra Unesco de Políticas Comparadas de Educación Superior en la Universidad Diego Portales (UDP) y uno de los miembros del Panel de Expertos que propuso los cambios al beneficio en 2010.
Estos cambios, hay que recordar, sugirieron que se considerara un apoyo adicional a los estudiantes de más de 700 puntos "o aquellos que ingresen a especialidades con más escasez objetiva de ocho docentes (matemáticas, química, física, inglés), sujeto también a los requisitos de término de la carrera y a que los beneficiados ejerzan como profesor en un establecimiento subvencionado".
Efecto no deseado
Tanto Brunner como Nail coincidieron en que a raíz de la implementación de la gratuidad, el Gobierno debe atender con especial cuidado las modificaciones que le realizará a becas como esta.
"El Gobierno se contradice con sus políticas de desarrollo de formación inicial, o el reclutamiento de alumnos destacados para pedagogías, ya que la ley estaba bien y la gratuidad desincentiva el estudio de carreras de pedagogía. En paralelo se debió mejorar la beca y esto hizo que el interés disminuyera", opinó Nail.
"Ese tipo de programas son los que deberán ser ampliados para que todos los alumnos, no sólo los de pedagogías, no terminen siendo una mera posibilidad de ampliar el acceso y que en un par de años los alumnos deserten. La gratuidad está mal calculada y muchas veces estos alumnos que llegan le imponen una serie de esfuerzos a las universidades que no alcanzan a cubrir", cerró José Joaquín Brunner.