Meditar y practicar yoga semanalmente favorecería las habilidades mentales
Practicar una rutina de yoga a la semana y meditar puede fortalecer las habilidades mentales y retrasar el deterioro que se produce con la edad. Así lo aseguró un estudio de especialistas de la Universidad de California, publicado por una revista especializada en Alzheimer.
Para llegar a esa conclusión, los expertos a cargo de la investigación se concentraron en adultos mayores con problemas de memoria prematuros.
A pesar de que el deterioro de las capacidades mentales con la edad es algo normal, con el avance de la ciencia aparecen nuevas formas para retrasar ese proceso.
Para esta nueva investigación que apunta en esa dirección, los expertos de la Universidad de California reclutaron a 29 personas de mediana edad y adultos mayores, que manifestaron estar sufriendo problemas con su memoria.
Tras analizarlos, comprobaron que tenían un deterioro cognitivo leve que podría derivar en una demencia.
Se les dividió en grupos: a uno se le hizo parte de un programa de entrenamiento cerebral con una clase a la semana y una serie de ejercicios mentales que se les pidió que practicaran por 15 minutos diarios.
Los otros tomaron una hora diaria de clases de yoga Kundalini, que incluye meditación y ejercicios de respiración. Además practicaron la meditación Kirtan Kriya , que se les pidió que practicaran 15 minutos diariariamente.
Luego de 12 semanas les volvieron a hacer las pruebas del comienzo y observaron que todos pudieron hacerlas mucho mejor, aunque sólo aquellos que practicaron yoga y meditación tuvieron una mejora en sus estados de ánimo. Ellos además fueron mejores en una prueba de memoria visuoespacial, que tiene relación con el equilibrio, la percepción de la profundidad y la capacidad de reconocer objetos y navegar por el mundo.
El scaner además mostró una mejor comunicación entre las partes del cerebro que cumplen una función en la memoria y el lenguaje, pero los que hicieron yoga tenían mayor conexión en la parte que controla la atención, lo que se traduce en una mejor capacidad de concentración.
"Estábamos un poco sorprendidos por la magnitud" de los efectos cerebrales, dijo la doctora Helen Lavretsky, profesora de psiquiatría en la U.C.L.A. que supervisó el estudio.