"Oui", respondió sorpresivamente uno de los usuarios del Hogar de Cristo a una de las voluntarias canadienses cuando le preguntaron si sabía hablar francés.

Inmediatamente se generó un vínculo especial con el hombre que, habiendo estado en situación de calle ya por varios años, no ha olvidado el idioma que aprendió en sus años de marino mercante.

Ésta será una de las historias que seguramente atesorará cuando vuelva a Canadá el grupo de estudiantes de Trabajo Social de la Universidad de Québec en Abitibi-Témiscamingue (Uqat) que están desarrollando una pasantía gracias a un convenio que por primera vez se implementa con la Universidad de Concepción.

Alicia Grazel comentó que ya llevan tres semanas en la ciudad y la estadía ha sido agradable porque los penquistas han sido muy hospitalarios.

Durante la primera semana estuvieron visitando organismos públicos relacionados con la ayuda social y la segunda semana comenzaron un trabajo de voluntariado en el Hogar de Cristo, donde vivieron en primera persona la realidad local de la asistencia que requieren las personas que viven en situación de calle.

"El contacto con otras personas es básicamente en el voluntariado, creo que hay muchas cosas positivas y rescatables sobre lo que están haciendo aquí ".

Por ahora los estudiantes no trajeron ideas para compartir ni implementar debido a que el convenio es inédito y por ahora sólo se limita a la observación, pero no se descarta que en experiencias venideras sí pueda haber un intercambio de metodologías.

"Todos estudiamos la misma carrera en Canadá y venimos como parte del mismo programa de intercambio. Estuvimos una semana observando cómo funcionan distintos departamentos públicos como la Casa de la Inclusión y la Casa de la Discapacidad, que realizan este trabajo aquí en Concepción", dijo Gregory Bellerond, otro de los estudiantes que desarrolla su voluntariado en las dependencias de la institución en calle Manuel Rodríguez.

El estudiante comentó que, aunque a diferente escala, las circunstancias que llevan a personas a vivir en la calle son similares, el problema es que a medida que pasa el tiempo se vuelve más difícil reinsertarlos a una vida algo más normal.

Si embargo, Bellerond manifestó una visión critica respecto de la sociedad en relación a las personas en situación de calle: "o deberían haber personas viviendo en la calle, simplemente no deberí a ocurrir. Existe el dinero para que ello no ocurra, todo es cuestión de distribución de la riqueza, algunas personas tienen demasiado y deberían dar un poco más a quienes son menos afortunados, el dinero está ahí, eso no es el problema, sino cómo se gasta".

Pasaron años de gestiones, análisis de experiencias extranjeras y diálogos con autoridades antes que la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, anunciara un proyecto de ley que, si bien no apunta a la comunidad en general, sí tendrá un tremendo impacto en las familias que cuentan con hijos que sufren enfermedades graves.

Durante su cuenta pública del 21 de mayo, la Mandataria confirmó el envío de un proyecto de ley que buscará generar un mecanismo que permita a los padres de un hijo menor de 15 años, afectado con algún mal grave, de riesgo vital o que fuera víctima de un accidente, acompañarlo durante su padecimiento y colaborar en la atención y tratamiento.

La agrupación "Sin licencia para cuidar", liderada desde la Provincia de Ñuble por Álvaro Acuña, fue una de las grandes promotoras de esta iniciativa, siendo el senador Felipe Harboe uno de los parlamentarios que brindó apoyo desde hace varios años, por lo que se manifestó contento por el anuncio de la Presidenta Bachelet.

"Junto con la senadora Carolina Goic venimos viendo este tema desde que éramos diputados, el 2011 ó 2012, también con la diputada Karla Rubilar. También junto a varios padres afectados, como Álvaro Acuña, de Chillán; Carol Alvo, de Santiago, y varios otros. Son trabajos lentos, silenciosos y perseverantes, en donde se hizo un conjunto de estudios, desde la perspectiva de la salud, para saber qué tipo de enfermedades podían ser cubiertas y cuáles no, además de la situación en otros países. También las implicancias económicas y laborales, con la ministra (del Trabajo) Ximena Rincón, avanzamos este año en la lógica de ver las posibilidades de financiamiento del sistema", detalló el senador de nuestra Región.

-Hay que ser muy cuidadosos, no quisiera adelantarme, porque desconozco lo que la Presidenta va a considerar y no quiero generar falsas expectativas, lo que es muy peligroso. Lo que nosotros revisamos fueron padres con hijos con cáncer, que requieren tratamientos de quimio y radioterapia. También algunas otras enfermedades que se denominan como raras, que implican tratamientos importantes, por ejemplo, la piel de cristal. Pero yo no soy médico, soy abogado, no quiero adelantar un catálogo de enfermedades.

FINANCIAMIENTO

En el anuncio presidencial se indicó que el financiamiento de esta iniciativa se sostendría por medio de un fondo integrado por una pequeña cotización sobre la remuneración mensual del trabajador y otra equivalente a cargo del empleador, además de un pequeño aporte del Fisco.

-Hay que verlo, porque por lo general, estos son fondos solidarios, no sé cuál es el modelo de financiamiento que maneja el Estado ahora, pero hay algunos países en donde esto se hace para todos los trabajadores, independiente que tengan o no hijos, porque eventualmente, después, los pueden tener.

Acá lo que va a ocurrir es que en el segundo semestre se va a ingresar un proyecto de ley y ahí va a estar la definición de la fórmula de financiamiento.

Harboe opinó que más allá del sistema que se ocupa para financiar la medida, lo más relevante es el drama que sufre una familia por tener algún hijo bajo los 15 años con una enfermedad de esta naturaleza, el cual requiere del acompañamiento. "Está comprobado, médicamente, que los menores que gozan de cuidados, mayor presencia de los padres y de cariño, tienen más esperanza de recuperación en función, principalmente, a los estados de ánimo", comentó el parlamentario.

-Hay diferentes sistemas en el mundo, en algunos países tarda una cantidad determinada de tiempo, en otros se permite que los padres y madres se turnen en sus respectivas labores según los periodos que duren los tratamientos.