Empleo se precariza y falta de calificación es una de las causas
El freno gradual que evidencia la actividad económica viene silenciosamente pasando la cuenta a la población nacional, y en esto, buena parte es también causa de la baja escolaridad de la fuerza de trabajo. Y así lo reflejan las cifras del último trimestre móvil enero-marzo 2016 que mostraron un claro deterioro, que se tradujo en un aumento de la tasa de desempleo nacional de 5,9% en el trimestre móvil anterior a 6,3%.
También resulta mayor a la de hace un año atrás, de 6,1%. "Este aumento de 0,4 puntos como promedio trimestral revela que en marzo hubo un deterioro significativo, que parece consistente con una actividad económica estancada", explica Cecilia Cifuentes, economista senior del Instituto Libertad y Desarrollo (LyD).
Este incremento de la desocupación equivalente a 19 mil personas, ha afectado en mayor proporción a los grupos de menor escolaridad. "El 76% del aumento de desocupados corresponde a trabajadores sin educación superior".
El ritmo de crecimiento de la ocupación disminuye a un 1,3% (104 mil nuevos empleos) en doce meses explicado totalmente por el empleo cuenta propia, que crece en 112 mil.
El empleo asalariado está prácticamente estancado augurando una caída en los próximos meses. "El aumento del empleo asalariado, de 4 mil en doce meses, medido como trimestre móvil, es el más bajo desde el inicio de esta encuesta. Esto es un indicio claro de mayor precariedad en el mercado laboral, que es muy marcada para el empleo femenino. Mientras el empleo por cuenta propia femenino crece en 56 mil, el empleo asalariado cae en 8 mil".
Cabe recordar que el empleo asalariado femenino aumentó a razón de cerca de 100 mil puestos de trabajo anuales entre 2010 y 2013.
Menor calificación
Otro indicio de esta mayor precariedad es que del aumento de ocupación de 104 mil puestos en último año, la totalidad se explica por un alza del trabajo no calificado de 120 mil cupos, mientras disminuye el empleo de menor calificación.
La experta suma a lo anterior que el aumento de ocupados que trabajan menos horas de las que quisieran. "Los ocupados a tiempo parcial involuntario aumentan en 34,5 mil en los últimos doce meses, lo que lleva a que las horas trabajadas promedio por trabajador caigan un 0,8% en doce meses". Esto eventualmente significa también menor ingreso.
También es preocupante el significativo aumento que muestran las personas inactivas potencialmente activas, de 61 mil en doce meses. Este grupo no forma parte de la fuerza de trabajo, por lo que no se consideran desempleados, pero son personas que probablemente buscarían trabajo si percibieran mejores condiciones en el mercado.
Por último, señala Cecilia Cifuentes, si se considera que el deterioro anterior se produce a pesar de que la construcción sigue contribuyendo a la ocupación (46 mil nuevos empleos en los últimos doce meses, casi la mitad del aumento total) es altamente probable que las cifras empeoren. Esto porque el dinamismo de la construcción se debió a un factor transitorio, que está por expirar.
Sin embargo, es precisamente el sector de la construcción el que ha experimentado una gran transformación en los últimos 10 años, al menos, en cuanto a sus condiciones de empleabilidad, integrando incluso a las mujeres, cuestión impensada hace una década.
Francisco Espinoza, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) Concepción, afirma que la labor del gremio ha apuntado siempre a mejorar las condiciones de trabajo y la calidad de vida de los hombres y mujeres que se desempeñan en la industria de la construcción.
Esto se ha visto reflejado en un crecimiento de un 55% de las remuneraciones de los trabajadores, versus un 33% del promedio nacional entre 2004 -2014.
Asimismo, durante 2015 se registró un importante descenso en la tasa de accidentabilidad de las empresas del sector. "La meta propuesta por el gremio era lograr un 2,75%, sin embargo al cierre de este periodo la cifra alcanzó un 2,44%. Esto la sitúa bajo el promedio de todos los sectores productivos, incluso de la industria y del comercio. Esta tendencia confirma que el sector ha incrementado su nivel de prevención y seguridad, entendiendo la importancia de contar con empresas seguras, y porque nuestro objetivo como gremio es abogar por que la construcción no cargue con el estigma de ser una actividad peligrosa".
Lo anterior es notable, si se considera que pese ser un sector altamente intensivo en contratación de mano de obra, la construcción presenta menos de un 30% de su fuerza laboral especializada. Esto la ubica bajo el promedio nacional de trabajadores que cuentan con estudios posteriores a la educación básica o media. Por ello, Francisco Espinoza sostiene que "como CChC estamos trabajando en elevar los perfiles formativos, terminar con las brechas de competencias y generar una oferta de capacitación técnica y académica que permita lograr un capital humano coherente a las necesidades de los nuevos tiempos. A nivel local hemos realizado iniciativas como los programas Certificación de Competencias Laborales y Formación en Obra; el primero reconoce los conocimientos y el oficio del trabajador, y el segundo capacita a los trabajadores en las propias obras".
Inversor social
El gremio de la construcción es el segundo mayor inversor social en Chile después del Estado.
Según detalla su presidente, año a año la CChC destina importantes recursos para enfrentar las necesidades y requerimientos de sus trabajadores y contribuir a mejorar la calidad de vida de sus colaboradores y sus familias. Becas para nivelación de estudios, cursos de capacitación, salud preventiva, programas oftalmológicos y dentales, acceso a la cultura y el deporte, becas de excelencia académica para hijos de trabajadores y cursos de oficio para sus esposas, son algunos de estos beneficios.
Este 2016 se han destinado más de 450 mil UF para estas iniciativas que permitirán generar a nivel nacional, 267 mil cupos para acceder a estos beneficios. En el Gran Concepción el año pasado fueron beneficiadas más de 10 mil personas.
Otro de los grandes sectores productivos y generadores de empleo es el forestal.
De acuerdo con cifras de 2014, los sectores silvicultura y extracción, industria primaria, industria secundaria y servicios generaban 300 mil empleos directos en el país. De éstos, 54.733 empleados (44,1%) correspondían a la Región del Biobío. Eso sin contar los empleos indirectos, que se suponen son 1,5 por cada empleo directo.
Para antes de 2007,este sector podría considerarse un ícono de la precarización laboral. En aquella época los salarios base para un obrero del bosque eran de $40 mil mensuales. No fue hasta los años siguientes, tras una gran movilización sindical y con la puesta en marcha de la Ley de Subcontratación que estableció parámetros de remuneraciones más acordes al tipo de trabajo que la situación empezó a cambiar. Hoy esos trabajadores, que son el primer eslabón de la cadena productiva no reciben menos de $300 mil. Luego y en orden decreciente en el ranking de los salarios, están la celulosa y papel; seguido de maderas, aserraderos. Le siguen las plantas industriales, con una cifra alrededor de $500.000; los choferes, entre $500.000 y $700.000 y, por último, los trabajadores de la celulosa que tienen salarios entre $700.000 y $800.000.
Falta mucho camino por recorrer para que en Chile, no sólo los salarios, sino las condiciones generales del empleo sean más dignas, pero parte de ese esfuerzo también es responsabilidad de cada uno por mejorar sus calificaciones y así poder optar a empleos de mejor calidad.