El triunfo del grabado en la capital regional
Por estos días un grupo de integrantes de la Asociación de Grabadores del Biobío expone parte de su producción gráfica en la Sala Universidad de Concepción David Stitchkin.
Se trata de una selección de trabajos recientes de excepcional calidad y pulcritud. Cumple así con uno de los cometidos fundamentales de esta agrupación como es difundir la práctica del grabado en nuestra Región, una técnica artística que aún muchos confunden con el dibujo o simplemente desconocen.
Desde los primeros intentos por realizar aquí impresiones múltiples a partir de una matriz, en la década del 50, no son pocos los artistas que han preferido esta disciplina para configurar su discurso visual: Pedro Millar, Santos Chávez, Jaime Cruz o Rafael Ampuero. Iniciando su vida artística en Concepción, le dedicaron casi toda su producción, generando un archivo gráfico de indudable valor histórico y estético.
Tiempo después, el grabado es enseñado en los talleres del Departamento de Artes Plásticas de la UdeC, con Jaime Fica al frente de las técnicas sobre metal y madera (xilografía). Más tarde, el mismo Pedro Millar regresaría a para incorporar las piedras litográficas y la serigrafía a la formación académica de otros creadores.
La irrupción de los nuevos lenguajes en la producción local pareciera que relegaron a un segundo plano la práctica del grabado, dando paso a los medios digitales y sus cruces con la fotografía, la ilustración y la instalación,
Sin embargo, la formación de esta Asociación en 2012, reuniendo a una treintena de cultores de la estampa y su constante preocupación por realizar charlas, exposiciones y talleres demostrativos; dice lo contrario.
VOCACIÓN ARTÍSTICA
En su mayoría, formados artísticamente en la Universidad de Concepción, integraron más tarde talleres comunitarios auto-gestionados como Falucho de Talcahuano (uno de los más antiguos), Pelantaro o Gráfica Biobío. También vienen de talleres particulares, como el de Diego Gálvez, Pablo Henríquez, Cristian Rojas o Carlos Vergara.
Se trata de artistas con una marcada vocación, que han venido trabajando sostenida y silenciosamente en una especie de penumbra, insistiendo en su continuidad y explorando nuevas rutas expresivas. Pero, sobretodo, proponiendo la construcción de un imaginario con rasgos locales. En ellos se evidencia una especial predilección por el lenguaje figurativo y las técnicas xilográficas. Al parecer, la madera es la que mejor traduce ese universo de imágenes, tal vez por su naturaleza: posee características topográficas únicas de acabado y expresividad.
En este escenario, no es casual que en el espacio Punto de Cultura Federico Ramírez de la Municipalidad de Concepción, se exhibiera, hasta hace unos días, una extraordinaria muestra de grabados de Roberto Matta. También que en el foyer del Teatro UdeC se expongan grabados de la colección universitaria. Allí estuvieron las notables xilografías de Lorena Villablanca y litografías del pintor nacional Mario Toral.
Tampoco es casual que en la sala de Artistas del Acero se presente la exposición "Fluvial", de Patsy Milena y Claudio Bernal. Incluye una serie de grabados de éste último, xilografías intervenidas y serigrafías, una de ellas de gran formato. Demuestra que el grabado ha crecido y para bien.
A casi 50 años desde que el maestro Pedro Millar experimentara con los primeros estampados realizados en una prensa "hechiza", a partir de una vieja amasadora de pan en la Academia de Arte de Concepción, el grabado no sólo ha permanecido como práctica artística, sino también ha evolucionado. Lo ha hecho notablemente de la mano de un importante y heterogéneo grupo de artistas, ahora solo falta que el gran público se acerque, que conozca a sus cultores y que, en el mejor de los casos, adquiera una obra original. Contribuye con ello a la circulación y puesta en valor de la gráfica regional.