"Abrieron la biblioteca en el campus y encontraron el libro de la historia del básquetbol en Chile". Restaban 270 segundos, cuatro minutos con 30 segundos, para que finalizara el primer cuarto la noche del domingo, cuando una transmisión radial anunciaba con esta singular frase el ingreso de Patricio Briones a la cancha.
Con 43 años y 2,12 metros de altura, es uno de los jugadores más reconocidos dentro de la escena nacional. Su reconocimiento, números y camisetas son ineludibles, pese a generar distintas opiniones dentro del mundo cestero. Con doce finales y nueve títulos del básquetbol nacional, llegaba a la serie como un líder espiritual y motivacional del plantel comandado por Pablo Ares.
A ello, se sumó su destacado desempeño en las primeras jornadas, sin dejar de lado los aportes de Yamene Coleman, Tracy Robinson, Claudio Cabrera y Claudio Naranjo para obtener los primeros dos puntos.
Pese a no aportar en el goleo el sábado y convertir nueve puntos el domingo, su liderazgo ha sido fundamental en una temporada positiva en los números, pero difícil en la relación con los hinchas, luego de lo ocurrido a comienzos de 2015.
Por esta razón o no, lo desconocemos, Briones quiso ser protagonista en la final y como pocas veces en la fase regular, ingresó en el primer cuarto. Aportó faltas, puntos, energía y corazón para darle el toque de gracia al "Torreón" la noche del domingo, con una diferencia de 25 puntos.
Minutos después del triunfo, luego de recibir una ovación de pie de los hinchas, conversar con los distintos medios y que los ruidos del recinto universitario cambiaran por algunos ecos y risas de los últimos presentes, Briones acepta la charla con El Sur para analizar la serie, proyectar los encuentros en el Coliseo y su presente con el escudo del "Campanil" en su pecho.
"Estamos relativamente conformes porque aún nos queda mucho por hacer. Los dos primeros pasitos ya los dimos, estuvimos relativamente prolijos", afirmó de entrada.
Nos atuvimos a lo que se planificó en la semana. Nadie se salió del esquema y eso habla muy bien de la concentración, motivación y compromiso de cada uno de nosotros. Contentos, pero mesuradamente disfrutando el momento porque aún queda ir allá y tratar de sacar uno. Si se puede sacar los dos, quien sabe ya que sería algo inédito para la Universidad de Concepción.
-
-No debemos negar que ellos son un tremendo equipo, más encima juegan en su reducto, un hermoso recinto para jugar que estará lleno. Debemos prepararnos para tener todo en contra, pero el optimismo está bien, nos merecíamos descansar para volver a las prácticas y ver como propondremos el partido. Esta final la jugará el que la haga mejor.
-La verdad es que la experiencia me dice que esta Casa del Deporte debería estar llena siempre. Recuerdo haber jugado finales así. Lástima que hay una relación amorosa o un quiebre amoroso con la afición, del público para con nosotros tras lo que significó este cambio generacional importante. Ya es hora de dejar eso en el pasado, escribir nuestra historia de la mano de ellos; el sexto hombre es fundamental. Los dos días tuvimos llenos, pero también hay que mirar la vereda del frente y ver el apoyo que tuvo el rival. Da un `poco de envidia sana, deberíamos notros tratar de tener gente allá. Pero bien, hace tiempo no sentía esa vibra, ese apoyo que nos alentó a quienes estábamos cansados para ganar el encuentro.
-Uno lo hace porque esto le gusta y yo soy un apasionado de la actividad. Me estoy preparando para irme, ten por seguro que cada momento que vivo lo estoy disfrutando al máximo. Estamos acá todos los días, doble turno trabajando, nos sacamos la cresta para disfrutar y darles alegría. Estos dos puntos eran fundamentales, sobre todo el sábado, porque nos sacamos el nerviosismo, las ansias y todo lo que pudiera pasar. Ganamos y ratificamos el punto, sin dudas ni errores. No tuvimos nerviosismo ni baches en el juego, sólo pequeños detalles que debemos mejorar. Eso habla del carácter y madurez para poder afrontar esta instancia.
Es momento de cerrar la charla, pero al recordarle la promesa que hizo en la serie ante Los Leones sobre la respuesta del público en la instancia decisiva, se ríe: "No sé qué puede pasar, sólo que daremos lo mejor de nosotros, respetaremos al rival y si se define allá o acá, será lo que corresponda. Sería irresponsable dar un pronóstico, pero sería lindo entregarle una copa a la gente acá en la Casa del Deporte".
Algunos amigos se acercan, le envían saludos desde tierras lejanas y el gigante del "Campanil" se prepara para otra batalla más. Otra batalla donde quiere seguir endosando su histórico palmarés y extender su leyenda, como el jugador más representativo del ayer y hoy del baloncesto nacional.