La Gran Apuesta: Wall Street es más divertido con una narrativa ágil y diferente
¿Qué se puede esperar de una producción que aborda uno de los episodios más crudos de la economía norteamericana, con un elenco integrado por Ryan Gosling, Brad Pitt, Christian Bale y Steve Carell? Por supuesto, una gran película. Y es que "La Gran Apuesta" (The Big Short), es un ejercicio diferente; una forma extraña pero novedosa de contar un hecho histórico.
Primero el contexto: la cinta trata sobre un grupo de hombres de negocios que fueron capaces de predecir la crisis inmobiliaria que se avecinaba, cuando todos los grandes "players" de la economía norteamericana se jactaban de la solidez del sistema. Así, el metraje nos sumerge en los detalles y factores que causaron el desastre financiero, y en cómo algunos empresarios pudieron lucrar con la caída estrepitosa de varias megaempresas. Todo, claro, basado en hechos reales y en el libro homónimo de Michael Lewis.
Lo primero que se le debe destacar a "La Gran Apuesta" es su dinámica. El director Adam McKay fue sabio al utilizar un montaje ágil, con personajes que cambian la lógica del relato constantemente y no permiten que la narrativa se vuelva tediosa. Esto es un logro, porque cada una de las explicaciones financieras que se entregan son de una alta complejidad para el espectador, ya que el lenguaje de Wall Street no está hecho para cualquiera. Pese a esto, la película se las ingenia para incorporar recursos que permiten comprender lo que sucedió, al mismo tiempo que el carisma de los intérpretes saca más de una carcajada fruto de un humor negro y, a veces, algo siniestro, pero efectivo al fin.
De todas formas, lo que aquí se roba todas las miradas son las actuaciones de los protagonistas. Es tanto el talento y carisma que irradia de la pantalla, que en ningún momento da la sensación de que estamos frente a actores interpretando escenas, sino que parecieran ser personas reales. La interpretación que brinda Steve Carell es tan soberbia y púlida que sorprende que fuera recientemente ignorado por la Academia para el Oscar a Mejor Actor, algo que sí logró el año pasado con Foxcatcher. Lo mismo pasa con Christian Bale, aunque algo menos sorprendente si se considera la ya reconocida habilidad del actor de transformarse físicamente para cada papel.
Quizás lo más criticable de "La Gran Apuesta" es que carece de un tercer acto potente, que nos lleve a un desenlace impactante de esta historia (estalla la crisis, claro, algo que todos sabíamos que pasaría). La última parte de la cinta se torna, a ratos, un tanto repetitiva y podría aburrir a quienes no lograron procesar toda la información financiera que se entrega en un comienzo.
Pese a esto, "La Gran Apuesta" es un filme efectivo, cuya narrativa la convierte en un filme disfrutable y que debiese ser visto por cualquier amante del cine. No por nada fue considerada una de las mejores producciones que nos dejó el gran año cinematográfico del 2015.