Guido Grant Moyano sorprende con obra poética
"Más allá del puente" es el nombre del primer libro que publica el poeta y abogado, Guido Grant Moyano. Título lleno de simbolismo por la connotación de la palabra "puente", sentido que refuerza la pintura que trae la portada, obra del conocido periodista Tulio de Cortillas.
En efecto, el poeta no sólo establece un puente metafórico, sino que el libro mismo se percibe siempre como la puesta en escena de dos épocas (la democracia y la dictadura), de dos instantes literarios (los inicios y la escritura actual).
Recordar es, literalmente, "traer al corazón". Ello implica un sentido afectivo, emotivo, sentimental: "traer a la memoria", decimos, y hacemos referencia al intelecto, a la razón.
Entre estas dos acepciones, entre el corazón y la razón, transcurren estas breves palabras que tienen como finalidad celebrar el recuerdo y el reencuentro con el escritor Guido Grant Moyano.
Lo conocí en la década de los 80 como un activo integrante del Taller Literario Fernando González-Urízar que fundé el 15 de junio de 1984, y que aún sigue vigente, ahora como Centro Cultural y del cual Guido es un activo colaborador.
UN TREN DE LANA
Este recuerdo-reencuentro, viene alumbrado por este libro. Es decir, pasaron más de 30 años entre esas cálidas y creativas reuniones de taller para que Grant llegara una mañana de ahora a sorprendernos con esta obra.
Se demoró, como diría Gonzalo Rojas, y qué bueno que haya sido así. Sin embargo, esto no es todo. El misterio de la poesía opera su magia cuando menos lo pensamos.
Y es que algunos días antes, prologando yo un bello libro sobre cuentos, historias y experiencias de vida sobre trenes, especialmente sobre San Rosendo -"Me lo contaron mis viejos", editado por Fessub-; recordé que Guido había escrito en la época del taller, un lúdico poema titulado "Trencito de lana".
Y puse como epígrafe introductorio al prólogo de mi texto, los primeros versos. ¿Casualidad? Lo cierto es la poesía que anula el tiempo y permite la celebración del instante.
Este es el poema que él dedica a sus nietos Carlox, Ignacio, Javhi y a sus madres tejedoras, Gloria y Tania:
"Deja que te teja/ va el trencito/ por la lana,/ derecho, derecho,/ revés, revés./ Une que reúne/ bellamente/ los vellones/ derecho, derecho,/ verrés, verrés.// Funde y confunde/ los carritos/ en la manga,/ derecho, derecho,/ (decreciendo)/ verrés, verrés,/ derecho, derecho,/ verrés, verrés".
Desde que fuera integrante del taller, el autor comprendió de inmediato la enseñanza del poeta francés Stéphane Mallarmé, aquella que nos dice que un poema no se hace con ideas, sino con palabras.
En efecto, muchos de sus poemas trabajan a nivel del significante privilegiando el nivel fonético y sus recursos, como acabamos de apreciar en este "tren". O estos otros poemas con sutiles ecos de García Lorca: "Trébol trebolí/ verde verdelá/ cuatro cuatrolí/ hojas ojalá…" o "En el bosquecito": "Allí, allí, dice el Piopí/ allá, allá, responde el Piopá/ Piopí, Piopá/ en el bosque oscuro/ y en la ciudad/ se escucha por siempre/ allí y allá".
Y el poema titulado "Creación" que, como una verdadera arte poética, es decir, ese tipo de discurso en el cual el poeta reflexiona sobre su escritura; nos entrega un juego de aliteraciones. Ello para comunicar más efectivamente la gestación y el proceso de su decir que es un hacer.
Como nos enseña Octavio Paz: "Creo: croar creando/ en la charca de los dioses/ creo: croar y saltan/ las palabras/ de boca en boca/ y confundidas se caen en las hojas/ creo croar/ y sólo estoy imaginando cosas/ porque croar/ es observar bajo el agua/ y yo sólo veo lo que creo".
DE IDA Y DE VUELTA
Pero Guido Grant se pregunta en uno de sus poemas: "¿Qué es recordar, sino sangrar a ciegas y en silencio?" Dramática pregunta que ya incluye una respuesta. Y es que la tristeza de la pérdida, el paso del tiempo, la existencial interrogante, nunca están ajenas a la poesía.
En este sentido, "Más allá del puente", es un libro que busca un equilibrio entre la íntima memoria afectiva y la social memoria histórica.
El sustantivo "puente" como símbolo de conexión, de nexo, de lazo, traduce una voluntad de progreso, una búsqueda que siempre es desplazamiento. Siempre se piensa en el viaje de ida, pero el puente también implica el regreso.
El poeta se debate siempre, al decir de Luis Cernuda, entre la realidad y el deseo. La realidad de la realidad, la mayoría de las veces aplastante, vertiginosa y sin sentido; y el deseo del ser humano de querer cambiarla para mejor.
El ciudadano y el poeta luchan en esos espacios que mezclan la existencia y la escritura.
Guido Grant nos invita a cruzar ese puente que es, en el fondo, la libertad de la palabra y lo que ello implica: una conducta de vida por la defensa de los derechos humanos.