El Chile 3.0 es liderado por los emprendedores sociales y no el empresario tradicional
En Corea del Sur, el mercado de los audífonos está dominado por fabricantes extranjeros, tanto para el producto final como para los componentes. La falta de acceso a la tecnología original de producción impide a las empresas locales marcar el precio de venta de los productos. Debido a eso, Jung-Hyeon Kim, fundador y director ejecutivo de la surcoreana Delight, creó una solución para personas con problemas auditivo y terminó con el status quo por dos vías: una tecnología autóctona que acaba con la dependencia de los componentes y con las ventas directas. El resultado es un producto asequible para la población, del que ya se han beneficiado 5.500 personas.
En Chile, algo similar sucedió con Algramo, de Juan José Moller, quien a través de una máquina dispensadora -única en el mundo- permite vender a granel pequeñas cantidades de productos como detergente, arroz o legumbres en almacenes de barrios, justo ahí donde existen supermercados.
Lo que tienen en común ambas iniciativas, es que son emprendedores con sentido social, y que este 2015, tanto la surcoreana como Algramo fueron elegidos dentro de las 33 empresas con innovación social más importantes del mundo. En Concepción, quien está impulsando esta nueva tendencia de hacer empresa es el Instituto de Innovación Social de la Universidad del Desarrollo con la Fundación Miguel Kast.
3.0
Su presidente, Hernán Cheyre, hizo un balance de la gestión de esta entidad y señaló que el emprendimiento y la innovación son dos conceptos que hoy en día son de uso bastante más común. "Las personas quieren emprender, innovar, en todo el mundo, y los chilenos no son una excepción a eso. Algo muy importante que está pasando es que mucho los jóvenes quieren emprender pero con un sentido. Y desde esa lógica nació el Instituto para canalizar y fomentar todo lo que signifique emprender o innovar con algún sentido específico".
Además enfatizó que por razones bastante conocidas, en general las instituciones en Chile están bastante desprestigiadas y ese es un problema hoy y para el futuro. "Y la gracia de los emprendedores es convertir los problemas en oportunidades. Si las personas desconfían del Estado, de las empresas grandes, de las instituciones tradicionales en lo político, judicial, prensa, nosotros queremos potenciar a personas, no andamos buscando generar que me crean como instituto, yo quiero que le crean a estas personas que no son ni grandes empresarios ni representan a partidos políticos, ni al Estado. Son personas de carne y hueso que tienen una gran preocupación por el futuro de Chile y son capaces de generar ellos iniciativas que permitan mejorar la situación para el futuro", dijo Cheyre.
Advirtió además que en una coyuntura en la cual el emprendimiento en sí está siendo cuestionado por muchos por lo que significa, "lo que queremos mostrar por esta vía que el emprendimiento no sólo es una potente herramienta para generar desarrollo económico en el país, sino que es una excelente herramienta para resolver problemas sociales que el Estado nunca ha sido capaz de resolver de una buena forma. Y en este proceso, uno convierte a los emprendedores en los protagonistas del cambio.
Cheyre explicó que el Chile 3.0 está siendo liderado por los emprendedores y no el empresario tradicional. "Ese emprendedor tiene mejores redes. Sabe interactuar de una manera distinta. Con otros códigos. Y es un desafío para Chile que está lejos en un rincón del mundo, que cada vez se acerca más a la economía global. Necesita agentes que hablen el mismo idioma de otros emprendedores del mundo. Y es lo que estamos potenciando desde el Instituto de Innovación Social", explicó.
CIFRAS
Si bien en Chile las cifras que mueven las empresas con innovación social son exiguas para lo que se mueve en el mundo, este tipo de emprendimiento va por buen camino. Y son optimistas. Porque por ejemplo en Estados Unidos está el caso reciente de una iniciativa denominada FastFWD, que es un programa de seguridad pública realizado el 2014 con el objetivo de disminuir la reincidencia a través de la educación. La investigación detrás de la iniciativa cuenta con un estudio según el cual los internos que recibieron educación escolar durante su estancia en prisión mostraron un porcentaje un 43% menor de volver a cometer un delito. El proyecto exigía la reestructuración de la seguridad pública de manera que proporcionara una oportunidad de mercado de US$ 140.000 millones, atrayendo emprendedores de todo el mundo a Filadelfia para participar en el programa.
Respecto al progreso de la iniciativa, se indicó que hace sólo seis meses que el primer grupo de emprendedores sociales se graduó con los US$ 100.000 que la ciudad invirtió en el patrocinio piloto, y ellos ya consiguieron US$ 3 millones en capital privado para participar en este innovador programa de emprendimiento social con reclusos. Es decir, funcionó la alianza público-privada, centrada en una necesidad mutua.
Hernán Cheyre, de la UDD, asegura que esta es la nueva economía que puede cambiar la cara a la desconfianza, la incertidumbre y el desprestigio que existe en las instituciones públicas y privadas. "Y nos está yendo muy bien hasta ahora. Y queremos ser un referente en este tipo de modelo empresarial", concluyó.