Carlos Basso apuesta por el mal en nueva edición literaria
"Código Chile es una novela que escribí en su parte troncal hace más de 10 años, cuando decidí explorar la ficción, luego de mis tres primeros libros, todos periodísticos".
Carlos Basso (43) es de esos escritores formados en la lectura y fascinación por autores como Arthur Conan Doyle, Julio Verne o George Simenon. Quizás le falte aquella tan característica pipa de Simenon, sin embargo, la resolución y el misterio están ahí. Laten, se leen y proyectan ya desde su primer libro: "Los enigmas del caso Matute Jones" (Cesoc, 2001).
Algo de esa atmósfera podía leerse en "Los pasos perdidos de Skakespeare", novela publicada en España (Destino, 2008). En sus 312 páginas rondaba el enigma, tal como lo hace 7 años después en "Código Chile", noveno texto publicado y tercera aventura de ficción en su carrera. "Creo que el enigma siempre es fascinante", señala el autor. "Quizás por eso el primer libro que compré, a los 8 años, fue un compilado de Sherlock Holmes", dice.
En el correr de los años, sin embargo, Basso fue ingresando a los rincones del mal. "Más que lo del misterio, lo que me impresiona y lo que al fin y al cabo es mi objeto de trabajo es el mal", señala.
Las anteriores son formas que se toman las párrafos de esta nueva novela de 370 páginas publicado por Suma, sello que pertenece a Penguin Random House.
REESCRIBIR LA HISTORIA
El libro disponibles en vitrinas hace una semana, fue lanzado el sábado en su tercera visita a la Ferial del Libro de Santiago. En una copada sala Acario Cotapos (de las grandes en la Estación Mapocho), se exhibió el book trailer -creado or Ángel Carcavilla-, para luego sostener una conversación con Jorge Baradit sobre temas como la historia de Chile, el nazismo, paganismo y temas afines.
- Me parece espectacular. Mucha gente ha caracterizado a Código Chile como un libro que sigue la saga de "Logia" (Francisco Ortega) e "Historia secreta de Chile" (Baradit), sobre todo por los elogiosos comentarios que tanto ambos han efectuado de mi novela en las redes sociales. Al igual que ellos, creo que estos libros han tenido mucho éxito debido a la desconfianza que existe hacia las instituciones y ante la constante idea de que nos están contando una historia que no es verídica. Pero, además, pienso que en esto ha sido fundamental la aparición de una generación nueva de escritores, que remueven instituciones y cuentan historias que antes eran intocables, reescribiendo a personajes de la historia chilena que están en el inconsciente colectivo, pero de los cuales en realidad no se sabe mucho. Allí está La Quintrala, por ejemplo, cuya historia completa, que es fascinante, aparece en mi novela, o como lo que sucede con los jesuitas. Esta orden religiosa ha sido fundamental en la historia del país (...) La rescato en uno los protagonistas de Código Chile, un sacerdote jesuita perteneciente al servicio secreto del Vaticano.
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- Toda lectura es positiva y libros como el de Jorge o Francisco lo que han hecho ha sido ampliarle los márgenes al libro, creando nuevos lectores, como la señora que me dijo que no había comprado nunca un libro. Quizá, a partir de ese pequeño acto, que la tenía incluso emocionada, probablemente ahora verá menos televisión y, a cambio, leerá. Estimula los procesos intelectivos y, quien sabe, este primer libro que ella compra le gusta y despierta su interés por seguir leyendo. Por ende, todo esto me parece fabuloso y una demostración de lo alejados que muchas veces están los escritores de la gente: los fenómenos de venta que ha habido en el último año, de algún modo, muestran que es una falacia aquello de que la gente en Chile no lee. Para nada. Tenemos un público ávido de historias, pero se trata de personas que desean leer textos que tengan un sentido para ellos, libros con los cuales se puedan reconocer y verse reflejados.
- Efectivamente, y por eso creo que la apuesta de esta novela puede ser interesante para el público. Aparte de que se relatan una serie de interpretaciones simbólicas relativas a numerosos lugares muy conocidos, pero que uno no ve habitualmente (como el símbolo de la rosa y la cruz que está en tres de las seis puertas de la Catedral metropolitana), se juega con la historia de nuestro país. Se ficciona a partir de hechos desconocidos u olvidados. Eso llama la atención, porque te plantea una trama ficticia que no transcurre en París o en Washington, sino en lugares que la mayoría conoce, generando una identificación del lector.
- No quisiera encasillarla, pues como te decía integra una serie de elementos. Sólo quisiera decir que ésta es una novela que busca ser leída y que está pensada para gente que quiere asombrarse, entretenerse y que busca ser desafiada, por ejemplo, por medio de los códigos que hay en las páginas.