Educación y valores permitirán combatir la violencia de género
Un piropo subido de tono desde un edificio. Un comentario de connotación sexual dicho cerca del oído. Un agarrón en el transporte público. Gestos obscenos, persecución, fotografías de partes del cuerpo.
Día a día son cientos las personas, principalmente mujeres, que son víctimas del acoso sexual callejero, situación que fue revelada en un reciente estudio que dio a conocer parte de la realidad que se vive en el país.
El sondeo, elaborado entre el Instituto Nacional de la Juventud (Injuv) y el Observatorio Contra el Acoso Callejero (Ocac) de Chile, fue aplicado en todas las regiones del país, incluido la del Biobío, ofreciendo una instancia de reflexión y debate en torno a esta problemática.
Según explicó el director regional del Injuv, Leocán Portus, es necesario avanzar hacia la sensibilización tanto a los jóvenes como al resto de la población respecto del acoso callejero.
"Si uno mira diez o quince años atrás, nadie tenía celular, muy pocos tenían cámaras fotográficas, no estaban este tipo de herramientas para generar un grado de intimidad personal. Por lo tanto, dentro del análisis hay que entender cómo han ido cambiando las prácticas de acuerdo al desarrollo de la sociedad", planteó. "El respeto parte por los valores que se entregan en la casa, en el colegio. Lo que buscamos es que esto sea tema de conversación sobre cómo mejorar el diario vivir, aportar a fortalecer el respeto hacia las demás personas", agregó.
REALIDAD Y REACCIONES
De acuerdo al sondeo -que ha marcado su presencia en redes sociales con el hashtag #JuventudSinAcoso-, las prácticas que se consideran acoso sexual callejero son toques o roces intencionales en partes íntimas del cuerpo (98%); ser perseguido con insistencia por otra persona (96%); que una persona se acerque mucho o de forma intimidante en un lugar o momento que no lo requiera (95%); fotografiar a otra persona sin su consentimiento (90%); que una persona mire a otra de forma persistente o generando incomodidad (76%); dirigir piropos o comentarios hacia otra persona (65%); tocar la bocina del vehículo, silbar o producir otro sonido hacia otra persona (50%).
El 45% de los jóvenes encuestados aseguró haber sufrido alguna forma de acoso callejero. En el caso de las mujeres fue el 68%, en comparación con un 24% de los hombres.
Portus puntualizó que "aunque las más afectadas son las mujeres, los hombres también son víctimas de acoso callejero, pero hay una percepción distinta en relación a las mujeres, lo que significa que también es un tema a analizar".
Lo anterior, relacionado con otro de los puntos del estudio, que ante el caso de que una persona desconocida mire persistentemente, se aproxime y diga un piropo o silbe, la reacción entre hombres y mujeres es distinta. En ellos, ser acosado es una situación que provoca risa (17% si el acosador también es hombre; 59% si el acosador es mujer). No obstante, para una mujer ser acosada por un hombre da más miedo (12%), y ser acosada por otra mujer provoca más incomodidad (59%).
La presidenta de Ocac Chile, María Francisca Valenzuela, reflexionó que "si bien es evidente que las mujeres son las principales víctimas de estas acciones, hay un gran porcentaje de hombres que también lo sufren. Llama la atención que la normalización y naturalización de la violencia sexual hacia los hombres es tan grande que al final parece ser gracioso cuando la viven. Es poco usual que ellos se asuman como víctimas de violencia sexual. Esto un tipo de machismo que todavía no se habla y no se discute".
ENFOQUE EDUCATIVO
Leocán Portus afirmó que uno de los aspectos importantes es lograr que el tema del acoso callejero sea un tema de conversación. "Esto es algo que se vive a diario y es relevante que en los colegios y en las familias se hable de esto. La educación y el fortalecimiento valórico son las formas más efectivas de ir impulsando cambios conductuales".
Sin embargo, aclaró que "tampoco hay que ser grave. Hay que ser capaz de identificar lo que es correcto de lo que no. No todo piropo debe ser considerado como violencia, por lo que hay que tener cuidado de no caer en la exageración. El silbido desde las construcciones es parte del folclor chileno. Pero que alguien esté grabando a una persona sin su consentimiento o que haya agresiones verbales, no puede ser aceptado".
María Francisca Valenzuela, que el hecho de que un 79% de los jóvenes esté de acuerdo con el proyecto de ley que busca sancionar el acoso sexual callejero, es un indicador de que el enfoque educativo preventivo es fundamental.
"Si no se tratan los temas de igualdad y violencia de género desde las ramas educacionales es difícil que las legislaciones hagan su trabajo por sí mismas. Por eso tenemos cifras que dicen que para los jóvenes estas acciones son normales, más allá de que lo rechacen. Hay que seguir trabajando en ampliar el compromiso ciudadano en lo que respecta a la violencia de género y una de las más recurrentes se da en el espacio público", manifestó.