"La conexión es Brooklyn-Concepción", dice al teléfono el penquista Francisco Molina, quien en dos palabras marca su nueva ruta. De paso, condensa 25 años de música, que lo sitúan como referente internacional y nacional en el rock como baterista fundacional de Los Tres (1987-1999), y en el jazz creando su propio grupo homónimo con dos discos editados en Estados Unidos. El tercero se está mezclando, para ser lanzada en la capital regional y Nueva York, en los próximos meses.
Con una voz que transmite esa tesitura de los sonidos del mundo, que trae consigo tras vivir 13 años en la ciudad norteamericana, con estudios en el Drummers Collective, en Berkeley College of Music, recitales y tocatas, que "no paran nunca con artistas de talla mundial"; Pancho decidió volver a Concepción siguiendo una prístina búsqueda sonora a la que añadirá la producción artística y la unión con la escena local.
Sus primeros toques de esta nueva etapa podrán apreciarse en el trío MAL que lidera Yogui Alvarado. Sumando a Sebastián Larrea, los músicos van a tocar en Octafuzz el viernes 16 de octubre, en los emblemáticos Carpinteros y Ebanistas (desde las 23 horas).
Allí también van a subir al escenario Leo Genovese (piano), Francesco Marcocci (contrabajo), Marlon Romero (piano), Jodelase (hip hop) y Larrea Trip.
Al día siguiente, mediodía, entregará una didáctica a la Hualpén Big Band (dirigida por el serenense Fernando Toledo), acompañado de Genovese y Marcocci. Molina también invitó a músicos penquistas.
"Me instalo en Concepción, luego de trece años en Brooklyn. Me interesa, porque está plagado de músicos, está efervescente el ambiente con una escena totalmente nueva, hay estudios de grabación, cosas que yo no viví cuando comencé. Entonces, volver armado, maduro, me vuela la cabeza (...) Es un nuevo viaje para mí, con otras dificultades que me van a inspirar a hacer cosas. Las calles hablan", expresó.
- No conecté con gente durante los primeros 10 años. Volvía en Navidad y Año Nuevo para estar con mis papás. El terremoto del 27/F me hizo volver por mis padres nuevamente. Entonces, me vi con Mauricio Melo, Yogui Alvarado, y me di cuenta de lo que estaba pasando. Eso comenzó a conquistarme, el darme cuenta de que se puede tocar en Conce. Yogui fue importante, para armar colores distintos, fue casi una epifanía.
- Absolutamente. Me reconecté con la ciudad, las personas, mi casa, donde comencé con Los Tres. De todos modos, son procesos que hay que vivir. Al principio, en Nueva York, me encontraba con latinos y me hablaban de la banda. Ya luego pude conectarme con otros músicos europeos y norteamericanos, tocando mucho y entrando en años de estudios y recitales. Volver me hace sentido, tras todo lo que aprendí. La naturaleza me trae a Conce. La idea de instalarme la vi el 2012. Siento que se puede hacer música en la ciudad. Estaré acá y viajaré a Brooklyn u otras latitudes. Algo de nómade tiene ser músico.
- No voy con una idea predeterminada, sino ir por la música. Me interesa todo. Ya he tenido propuestas musicales con Jodelase (hip hop) y Pablo Vidal (jazz) y lo valioso es crear en la ciudad, editar mi próximo disco y, también, con MAL. Va a haber interacción porque la fuerza de los músicos de Brooklyn puede notarse en Concepción.
- Es un disco que escribí y plasmé con 9 músicos produciendo un jazz con acentos en el free, sonidos eléctricos, derroteros de guitarras, teclados, murallas de sonidos, segmentos de dúos, tríos, cuartetos, quintetos. Con hitos como Joe Lovano (saxofonista), Daniel Carter (saxofonista, trompetista), Uri Gurvich (saxofonista).