Dejar de fumar no necesariamente conlleva un aumento de peso
Muchas personas eluden dejar de fumar por temor a engordar, pero un estudio científico desestimó la posibilidad de que abandonar este hábito conlleve grandes incrementos en el peso.
La investigación, realizada por el Penn State College of Medicine (EE.UU.), también sugiere que al comparar los efectos del tabaquismo en la salud con el aumento de peso, es "mucho mejor" dejar el cigarrillo. Es decir, unos pocos kilos de más no dañan tanto la salud como lo hace el tabaco.
Por ejemplo, señalaron los autores del informe, dejar de fumar disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares a pesar de un aumento de peso posterior.
Los investigadores indicaron que las personas que abandonan el tabaco y suben unos pocos kilos aún tienen un 50% menos de riesgo de padecer enfermedades cardiacas, en comparación con los fumadores.
La misma reducción en la propensión se observó en las personas con diabetes. En opinión de los científicos, este resultado en particular es "sorprendente", dado que aumentar de peso puede agravar la diabetes, la que a su vez incrementa el riesgo de padecimientos cardiovasculares.
En general, las personas engordan entre dos y 4,5 kilos en los primeros seis meses después de haber dejado de fumar. Pero los académicos quisieron saber qué ocurre a largo plazo.
Para ello, los responsables del estudio reunieron información extraída de la encuesta National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES), desarrollada en EE.UU.
Los médicos observaron la cantidad de peso que aumentaron durante diez años tres grupos de personas: ex fumadores empedernidos, ex fumadores poco frecuentes y personas que seguían fumando.
También examinaron si el peso corporal de una persona sufrió alguna variación una década después de haber dejado de fumar.
Todas las personas que renunciaron al hábito subieron, en promedio, ocho kilos a lo largo de diez años. La gente que siguió fumando también engordó a largo plazo: 3,6 kilos en promedio. Por lo tanto, el incremento de peso relacionado con renunciar al hábito fue en promedio de 4,5 kilos durante diez años. "Eso no es mucho más que el peso aumentado en los primeros seis meses después de haberlo dejado", sostuvieron los autores.
Curiosamente, las personas que habían sido fumadoras menos empedernidas (1 a 14 cigarros al día) tuvieron un aumento de peso a largo plazo similar que aquellos que continuaron fumando.
Sin embargo, los ex fumadores más empedernidos (aquellos que habían fumado más de 24 cigarrillos al día) consignaron un aumento de peso significativamente mayor que los otros dos grupos de personas.
El peso que tenían las personas al momento de abandonar el hábito también influyó. En este estudio, la gente que era obesa cuando dejó el cigarro fue más propensa a subir más kilos en el periodo sin tabaco.