Ciudadanos invisibles
Muchas veces pasan a ser parte del paisaje de la ciudad, que al igual que una mala publicidad se quisiera quitar porque atenta contra la imagen de una urbe moderna. Otras, cobran visibilidad por su actuar discordante y diferente que nos conectan al miedo desde lo peligroso que pudiera ser su presencia. Existirán algunos que les hace sentido desde las molestias que genera su apropiación de espacios públicos para sus actividades básicas como el comer o dormir. Lo anterior refiere a las personas en situación de calle, ciudadanos comúnmente invisibilizados y que logran notoriedad desde la cosificación de los efectos de su existencia.
Si bien es cierto, nos referimos a un fenómeno social de larga data. La dificultad en su abordaje se debe, principalmente, a dos elementos que actualmente cobran relevancia; la primera dice relación con la perspectiva de derechos con que los Estados modernos deben actuar respecto a los ciudadanos, es por ello que los dispositivos de intervención ligados al recogimiento y encierro de los pobres, utilizados a partir del siglo XVI, en la actualidad no tienen cabida en las políticas sociales. Se suma a lo mencionado que las acciones privadas desde un voluntariado siempre consciente de su realidad, tendrán la limitación que toda acción caritativa tiene frente a una intervención que se funda en un ejercicio de derechos. El segundo elemento deriva del anterior, al desaparecer el dispositivo (instituciones de encierro) desaparece para el Estado también el sujeto; así las personas en situación de calle en Chile pasaron a ser ciudadanos inexistentes desde las lógicas de acción en lo público, ya que no contaban con cédula de identidad, FPS, no eran censados, sin bienes privados, sus trabajos se desarrollan en un mercado informal precarizado y ligado a la mendicidad. En síntesis, se transformaron en una realidad desconocida.
Es la fundación Hogar de Cristo la que logra visibilizar a estos ciudadanos mediante los catastros nacionales de personas en situación de calle, en cuya segunda versión participa el Ministerio de Desarrollo Social. Hoy con nuevas exigencias políticas, éticas y metodológicas se cuentan con programas pilotos para la intervención, desde ambulatorias, residencias de atención y en épocas invernales contar con los indispensables albergues. Sin embargo, se debe avanzar mucho aún para que la acción del Estado los reconozca no solo porque habitan los espacios públicos, sino para que sean parte de la acción pública.