Ex dirigente de la Cones analiza las reformas y el movimiento estudiantil
En 2013 Moisés Paredes salía seguido en los medios de comunicación. No sólo era el presidente del centro de alumnos del Liceo Arturo Alessandri Palma. También fue vocero de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios, Cones ese año.
Ya no está en el liceo ni en la Cones. Pero, sí está en Educación 2020, donde es parte del directorio y llegó a reemplazar a Valentina Quiroga, actual subsecretaria de Educación.
Con todo ese currículo de aval Paredes fue invitado a un seminario de Educación que se realizó en San Pedro de la Paz, donde también participaron representantes del Colegio de Profesores y de la seremi de Educación.
Múltiple y profundo
-Por ejemplo, la ley de inclusión toca a 4 millones de estudiantes, 6 millones de apoderados, 4 mil escuelas públicas, 5 mil colegios particulares subvencionados, 200 mil profesores, entonces estamos hablando de una reforma de gran envergadura y eso es sólo el primer proyecto de ley. Entonces, es una reforma que le atañe directamente a mucha gente.
Además, cuando se firma el proyecto éste no termina, sino cuando se implementa tiene resultados y se van generando análisis. Estamos hablando que la discusión de ese primer proyecto de ley fue de seis meses y que el fin a la selección va a terminar el 2022. Entonces, la implementación debe ser paulatina, gradual y de gran envergadura. Los resultados inmediatos sería insensato pedirlos, ingenuo esperarlos y el cambio cultural necesario para que esta reforma educacional tenga el verdadero resultado va a ser mucho más.
-Creo que la gente tiene miedo. Hay mucha resistencia al cambio, no se ha hecho nada distinto desde que se implementó la municipalización y llevamos 20 años con malos resultados. Muchas veces se instalan estas campañas del terror, con la ley de inclusión decían que se iban a cerrar colegios y hasta noviembre del año pasado no había ningún sostenedor que avisara al ministerio que iba a cerrar. Hay poco conocimiento por parte de la gente y el gobierno también ha tenido poca capacidad de explicar la reforma. Hasta que Eyzaguirre dejó la cartera seguía habiendo problemas serios de comunicación que derivan en un mal entendimiento de la reforma y por tanto terminamos con encuestas contrarias.
-La construcción de nexos con organizaciones sociales puede catapultar un sentimiento de que no sólo el gobierno está impulsando esta reforma, sino que también hay organizaciones que están en la misma línea y que por no sentarse a conversar por cierta soberbia o porque no se tiene el tiempo terminamos combatiendo con este 50% de aprobación y 50% de rechazo y con la gente más confundida creyendo que el porcentaje mayoritario cree que no debe hacerse de esta forma.
-La reforma que se ha planteado abarca desde educación preescolar a educación superior. En su momento se criticaron las prioridades, porqué no se partió con educación pública, porqué se partió con lucro, selección y copago cuando esto último, con una educación pública que está casi moribunda, podría significar un éxodo masivo de los estudiantes de la educación municipal a la particular subvencionada, que en los próximos dos años el 80% va a ser gratuita. Que el periodo presidencial sea tan corto hace que el debate legislativo sea apresurado y en ese sentido quedan muchos actores sin escuchar, pero creo que la sustancia, que es eliminar el negocio y constituir la educación en un derecho, creo que se mantiene.
-Podría, en su momento, producir una reforma que se esté arreglando sobre la marcha. Y esta reforma no es política, sino cultural, que le dice a las familias que la educación pública puede ser una alternativa.
Dirigentes
-Lo que vimos durante el último año es que la capacidad de incidencia de un movimiento se lo da la capacidad de movilización, que ha tenido un desgaste obvio. En 2013 fui vocero y ahí ya se veía un desgaste. Al enfrentarse a un gobierno que en la sustancia tiene los mismos planteamientos, es una táctica que no sé si carece de necesidad de ser, me parece un poco desactualizada. Y también tenemos al gobierno que generó esta mesa de diálogo que eran como para la foto. Los dos tienen un punto en común, pero la diferencia está en la forma y que determina una confrontación que podría evitarse.
-Cuando fui dirigente en 2013 me reuní con siete de nueve candidatos presidenciales, que fueron los que nos quisieron recibir. Entregamos una propuesta a Alberto Arenas y mucho de eso está ahí. En la ley de inclusión planteamos que el término del copago debía ser gradual. Eran 27 puntos que abarcaban desde educación preescolar hasta educación superior. Si no quieren escuchar hay que recurrir a la movilización, pero cuando se enfrentan en los detalles creo que hay un problema de ambos.
-Creo que los dirigentes tienen que cumplir un rol, independiente de tu militancia política. Si posterior a ello quieres aprovechar el grado de conocimiento que pudiste acumular, como lo hizo Giorgio Jackson y Camila Vallejo en su momento, creo que está bien y responde a la construcción de un proyecto político que trasciende a la movilización estudiantil en sí misma. Uno plantea educación gratuita porque plantea una visión de sociedad y eso no termina cuando termina tu periodo de dirigente. Creo que es válido y necesario. Boric, Cariola, Jackson y Vallejo han mostrado que no han abandonado el movimiento estudiantil ni tampoco los planteamientos por los cuales se hicieron conocidos y eso es válido. Y si no se pierde lo que dijiste cuando eras dirigente, no hay inconsecuencia.
-No sé si será correcto hace un análisis, porque si uno mira las encuestas ninguna institución ene l país se mantiene por sobre el 30%, más allá de Carabineros y los Bomberos. Eso habla de que verdaderamente el chileno no tiene la confianza en ninguna institución, entones esa crisis de confianza creo que trasciende a la organización estudiantil en sí misma.
La confianza no se gana de la noche a la mañana, pero no todo está perdido. Si lo creyera así no estaría en política.