"La Cchc se ha distinguido por hacer bastantes cosas por los trabajadores"
El gerente de Estudios de la Cámara Chilena de la Construcción (Cchc), Javier Hurtado, está preocupado. No sólo porque el próximo año se prevé una caída en las ventas, sino porque también la Reforma Laboral (RL) que hoy está en manos del Senado, augura un escenario complicado para el sector, a menos que esta instancia del Congreso escuche a todos los actores y se logre sacar una buena legislación.
Por eso, esta semana estuvo en Concepción para presentar las inquietudes del sector junto a la directiva local de la Cchc, empresarios, dos senadores de la zona y empresarios.
En ese contexto, el personero se dio un tiempo para conversar con El Sur acerca de estos temas. Hurtado partió hablando sobre la RL y al respecto sostuvo que generalmente, en el imaginario de las personas, cuando se discute sobre trabajo y las negociaciones, se piensa en las grandes empresas, con miles de personas en su interior y cuesta mucho captar mejoras en el tiempo. Eso es cada vez menos y las actividades son mucho más cortas en tiempo y espacio.
En las sociedades modernas, señaló, hay mucha más movilidad, que se da más en los jóvenes, a diferencia de los más viejos, que fueron criados para trabajar para "una" empresa. Pero eso ya cambió, en sociedades como la estadounidense, la gente se cambia en su vida como 6 veces de Estado. Acá la gente vive en dos o tres viviendas máximo en todo su desarrollo humano.
Por eso estima que la legislación hoy es muy rígida y en particular para la construcción, la cual hoy es un conjunto de subcontratos, con faenas puntuales e individuales de corta duración, que lo que hace una constructora es administrarlas. "Cuando se habla, por ejemplo, de la enfierradura de una edificio, ese trabajo es de solo tres meses y se acabó, de ahí viene otra faena que se dedica a las terminaciones, luego vienen los estucadores, los que hacen los muebles y distintos grupos que se subcontratan para cada obra en particular", explicó.
Entonces, agregó, cuando se desea rigidizar y meter negociación colectiva a este tipo de trabajo, en que por definición se vive negociando, porque son labores cortas que cada tres meses se negocia, habrá una obligación a que se parta un trabajo, se forme un sindicato que llevará a una acuerdo adicional por 90 días con todo lo que eso significa.
"Esto presionará a que en una faena muy corta haya muchas negociaciones puntuales en la misma construcción de un edificio, donde se pueden generar 10 faenas concurrentes, con el mismo número de acuerdos simultáneos, lo cual es bastante absurdo, no es un esquema que funcione para este rubro", apuntó.
SOLUCIÓN
Por eso, la solución pasa por mantener el actual régimen laboral en la construcción, que es un contrato por obra, que es reconocido, que tiene todo lo que la ley establece. "Se podría mejorar, yo no discuto que podamos sentarnos para buscar mejoras, algo que siempre hemos hecho. La Cchc se ha distinguido como sector, porque ha hecho bastantes cosas desde el punto de vista de los trabajadores".
Si hoy obligan al sector a operar como empresa grande, llevará a que todas las pymes se desempeñen como firma constructora de inmensa envergadura, estimó. Agregó que las pequeñas y medianas empresas son hoy familias que se dedican a algo especial, como la pintura. "Al final son empresas, pero de poca formación, de una especialización en que se van moviendo de una faena a otra. Esa actividad es buena porque trabajando independiente o agrupado obtiene mejores condiciones que trabajando como empleado de una empresa más grande".
La gracia de cómo funcionan las construcciones es que permiten generar muchos y diversos emprendimientos, de los cuales varios van creciendo en el tiempo y se constituyen en grandes empresas, pero hay una movilidad tremenda desde el punto de vista de creación de firmas.
Otro factor importante del rubro es que no se trabaja con un producto propio, pues en el fondo se relaciona con un tercero. "Como ejemplo, un mandante quiere construir una casa y toma a un subcontratista. Se define un contrato, con un costo por la casa completa, con un plazo a cumplir. Una vez definido eso, el contratista negocia con sus trabajadores hasta el final de la obra. Pero con la propuesta de RL existiría la opción de que en medio de la faena se pueda negociar de nuevo. ¿Pero cómo hago para negociar de nuevo con el mandante?, no le puedo subir el precio, eso no se aguantaría", remarcó.
El 30% de las construcciones en Chile las mandata el Estado y por definición no se puede negociar de nuevo, para ello hay que ir a juicio. Con esa rigidez que se quiere implementar, y más encima colocando una negociación entre medio, liquida la empresa. "Si la compañía es grande y tiene 10 faenas entre medio a lo mejorse la puede bancar, pero si es pyme y tiene solo una faena, liquida, ese el gran problema", estimó.
FLEXIBILIDAD
Uno de los puntos que se ha planteado desde hace mucho tiempo, con distintos sectores, es la flexibilidad laboral. Al respecto, Hurtado dijo que uno de los grandes problemas que detecta la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) respecto a Chile, mediante un informe emitido el año pasado, es que el gran inconveniente existente en materia laboral tiene que ver con los ninis (personas que no trabajan ni estudian) y la mujer.
Si se quisiera tener las tasas de participación laboral femenina de los países de la Ocde al 2030, hay que generar 1,7 millones de plazas. Para eso, apuntó, se requiere flexibilidad, pues son distintas formas de trabajar.
Un ejemplo típico: si alguien desea trabajar 6 horas diarias, porque más no puede, y además quiere dividirlas en tres en la mañana y tres en la noche, con la actual ley laboral no puede hacerlo, puesto que solo tiene media hora para la colación. "Muchas mujeres podrían trabajar ciertas horas del día y acumulan un trabajo allá y otro acá, pero eso hoy no existe. O el estudiante, que podría laborar mientras no tiene clases, tampoco lo puede hacer. Por eso, la gente joven, que está movilizando, lo que más requiere es flexibilidad, que pueda construir la jornada de forma distinta".
En Chile, aseguró, las jornadas parciales son un tremendo tema, o se trabaja menos de 30 horas a la semana o trabajas más, pero no hay puntos intermedios en que se pueda trabajar de forma discontinua en el tiempo. El personero colocó en el tapete lo que acontece en el comercio, donde si se pudiera extender la jornada dos semanas antes de Navidad y después bajarlas sería fantástico, pero hoy no se puede.
"Recuerdo cuando trabajé tres años de mi vida en Croacia en turismo. Allí, los trabajadores, cuando negociaban pedían que para el verano, la época más álgida, pudieran laborar largos turnos, porque son tres meses a full, se necesita estar enfrentado al pasajero por el sueldo y por las propinas, que son muy importantes en el rubro. Se negociaba con el sindicato de turismo a nivel nacional y esa agrupación quería jornadas súper largas en la época estival, con posibilidades de dormir en una cama en el mismo hotel, en alguna pieza donde poder descansar 4 o 5 horas para poder seguir trabajando", relató.
En la construcción es muy importante la flexibilidad, sobre todo desde esta Región al sur, porque muchas veces, al momento de una obra de relevancia, la lluvia puede paralizarla una semana, y eso actualmente no se puede.
La gente que se desempeña en informática, lo hace en la casa, estableció. En Chile, según su punto de vista, hoy eso no está bien visto, pero es muy necesario, en particular para las personas que viajan o viven en regiones. "Por eso, establecer una cosa única, rígida, para todo Chile por igual, en un mundo con una diversidad tremenda, no es bueno. Una buena reforma debe tener muchas opciones posibles", remarcó.
El mundo tiende, consideró Hurtado, a que la gente tenga jornadas más cortas, con más de una actividad al mismo tiempo y la legislación permita esto, ya que ahí está el cambio, el progreso.