Oscar Muñoz, el emprendedor que impuso su idea con éxito
Todo surgió con una simple solicitud. Un amigo le pidió hacer un vaso, pero cortando una botella. Óscar Muñoz reconoció que el primer intento le salió horrible, pero pudo hacerlo hasta que otro cercano le sugirió hacer más y venderlos.
Justo estaba entrando a estudiar Ingeniería Comercial en la Universidad Adolfo Ibáñez y en el ramo de emprendimiento propuso hacer lo mismo, pero sus compañeros de grupo le cuestionaron la propuesta porque consideraron que era difícil conseguir las botellas y que nadie los compraría. Entonces lo echaron del grupo y el profesor también lo criticó por no ser emprendedor y no tener imaginación, por lo que reprobaba el ramo.
Pese a todo, otro grupo lo invitó para que no perdiera la clase. Entonces el docente le dio otra oportunidad. "El equipo estaba vendiendo alfajores y yo les dije cortemos botellas. Partimos a buscar los envases a los pubs, donde muchos los botaban. Al final nos fue bien con el proyecto, pasamos con un 7, hasta el profesor compró unos vasos y los que me echaron también", contó este joven que estuvo participando del ciclo "Los Emprendedores e Innovaciones Chilenas de Alto Impacto" que organiza la UDD.
Luego se cambió de universidad, pero en la misma carrera. A sus compañeros les sugirió montar una empresa, pero no se entusiasmaron. Fue entonces que a un "compadre" le planteó hacer más vasos y así nació Green Glass, una firma montada en el año 2010 por este joven de 24 años.
Físicamente partió en el taller de su casa, donde su familia es artesana en vidrio, por eso tenía una cercanía con el material, aunque su trabajo no se asemeja con el de sus padres.
Actualmente, arrienda otro lugar donde se desempeña con otras tres personas, con las cuales ha ido perfeccionando el sistema de corte, así como los diseños, que de alguna manera mantienen la marca del la cerveza, el vodka, pisco, vino e incluso agua mineral, entre otros.
Por eso se provee de dos maneras. Por un lado la de las marcas, las que consigue de pubs, bares y hoteles. Se la paga a la gente del aseo. Las otras vienen desde centros de reciclado, los que a su vez se desempeñan con recolectores de base.
Para lograr un juego de vasos, asegura Muñoz, hay todo un proceso detrás, que implica sacar las etiquetas cuando son de papel y el lavado de las botellas. Al día pueden hacer hasta 400 vasos. Toda la botella de alguna manera se aprovecha, pues la parte superior se pueda usar como, por ejemplo, un portavela. Lo que sobra se lo dan a Coaniquem, la que se la vende a cristalerías, las que a su vez las transforma de nuevo en botella y así sucesivamente.
El resultado hasta le fecha ha sido bueno, pues este joven emprendedor sostiene que vende sus creaciones en Europa y Estados Unidos por medio del comercio justo, que es una tendencia que se ajusta a estándares ambientales y sociales, que promueve a productores pequeños. Cada copa va desde los $1.500 hasta $.3.300 con IVA. Los juegos de 6 van desde $10.000 hasta los $20.000, que es lo que más sale.
En Chile el canal de venta es por medio del sitio web (greenglass.cl) y en una tienda dedicada al rubro ubicada en el Parque Arauco.
Algunos pubs tienen sus productos y prontamente se sumarán unos hoteles cinco estrellas, con los cuales hace un trueque, pues ponen los vasos y reciben las botellas.
"Hay harto que hacer en el mundo y muchas cosas que corregir. Una de esas es el manejo de la basura y lo que se entiende por ella, por nuestros comportamientos de consumo. Yo al menos comparto el mensaje de reciclar y de crear otro tipo de productos, que fueran extraordinarios, ecológicos y que impactaran positivamente al mundo", estimó.
Afirmó que si se quiere dedicar a algo es para hacer un mundo mejor, no peor de lo que está. Por eso, poder hacer esto, de salvar a las botellas de la basura, por medio de un proceso limpio, "voy cumpliendo mi sueño de que todos los vasos del mundo provengan de botellas y nuestra meta es salvar un millón de botellas. Llevamos 60.000 recién, pero vamos para allá".