Corrupción: ¿Quién lanza la última piedra?
Personas corruptas han existido siempre. Sin embargo, lo que se destaca en los últimos años y meses es que hay muchas más personas corruptas, o presuntamente corruptas, o hay más información, y que pertenecen a un amplio espectro nacional: políticos, de varios partidos, en diferentes funciones y antigüedades; empresarios (de grandes empresas nacionales y extranjeras, de medianas empresas y de pequeñas empresas de papel); profesiones diversas: abogados, ingenieros varios, geógrafos, artistas, deportistas; mujeres y hombres; jóvenes, adultos y ancianos; capitalinos y provincianos o de origen extranjero y no sabemos si nuestro vecino o amigo o uno mismo pertenece o no a este numeroso grupo mientras no se denuncie o auto denuncie.
También llama la atención la gran proliferación de personas que han usado la calificación de "consultores y asesores" para realizar sus acciones ilegítimas, cuando bien sabemos, como profesionales de administración de empresas desde 1972 que el acceso a la consultoría se basa en la honestidad, la confianza y la idoneidad profesional estricta y pre comprobada que es exigida por los clientes cuando se requieren trabajos serios en cada materia y en fuerte competencia abierta con otras firmas de la industria. Muchas veces hemos escuchamos a los consultores verdaderos -nacionales e internacionales- quejarse que las empresas no contaban con recursos para implementar sus proyectos y propuestas de innovación, estrategia y nuevas tecnologías provenientes del estado del arte de la industria de la consultoría mundial para modernizar sus gestiones y/o crecer.
Pero lo que interesa a los corruptos, o potenciales corruptos o a los que buscan prospectos corruptibles, es que haya recursos de dimensiones tales que valga la pena acceder a ellos y correr los riesgos. Por eso es tan importante disponer de información sobre los volúmenes de recursos que actualmente posee el país, en qué manos están y quiénes los manejan. Como país pequeño los recursos económicos también lo son, en relación al mundo desarrollado, pero son suficientemente importantes para quienes se interesen en obtenerlos en formas ilegítimas y aún para aquellos que en su discurso abominan del lucro.