BioBioCine debe empezar a pensar en su consolidación
Acaba de terminar la tercera versión del BioBioCine, una fiesta para los amantes de las imágenes en movimiento. Durante 5 días, el festival de carácter internacional convocó 65 títulos, alrededor de 60 invitados y unas 10 mil personas, según cifras entregadas por la organización.
En 2014 la cifra de taquilla hablaba de 5 mil almas. Considerando que este año se sumó una tercera sala, el Teatro UdeC, a las ya tradicionales de Cinemark Mirador Biobío y Aula Magna; se trata de un número interesante. Pero también peligroso, pues las metas en 2016 se pueden ver demasiado altas en ese aspecto.
En esta ocasión, saludamos que la sala del Arzobispado tomara un carácter mucho más festivalero. Allí hubo exhibiciones de cortometrajes, documentales y dos de las tres partes de "Invierno", la más reciente película de Alberto Fuguet. La sala inaugurada en 1945 promedió las 200 personas en sus días de acción.
Buena cantidad, lo cual proyecta que en la Región hay un mercado e interés por el llamado "cine de festivales", dedicado a películas que transitan por este ambiente y que no necesariamente encuentran espacio en circuitos comerciales.
Un ejemplo a citar fue la exhibición de "Escapes de gas" (estrenada en Sanfic el año pasado) o "Volantín cortao", antes vista en Valdivia y en el canal de cable Isat, durante los mismos días del festival (23 al 27 de abril)
PARA TENER PRESENTE
El BBC está hecho para la gente del cine: una instancia ideal a la cual los profesionales del medio les gustaría ser invitado. Pero ¿qué implica aquello?
Claramente, ver apuestas con un punto de vista autoral. De ahí también emerge el gusto y cierta tendencia del cine latinoamericano y chileno que opta por ambientar sus relatos en parajes rurales, agrestes y lejanos de cualquier mundanal ruido.
Lo anterior, si se observa desde un plano más acotado, también podría significar un estancamiento en términos de público, por más que veamos salas "llenas" (podría no aumentar). En ese sentido, un desafío para BBC sería abrirse a temas, géneros y cuestiones curatoriales que transgredan (hasta cierto punto) la acostumbrada estética festivalera.
Claramente, un evento de la talla de San Sebastián -con el cual hay convenios de colaboración- es mucho más grande que cualquiera hecho en Chile.
Ahora, la instancia española, además de los trabajos de escuela, considera el pertinente espacio para el glamour cinematográfico. Quizás sea éste un aspecto a considerar en la próxima versión de un festival que ya dejó de ser una promesa en Concepción, Chile. Por el contrario, debe caminar y pensar en su consolidación. Con este fin, ciertos rostros -este año estuvieron Alberto Fuguet, Pablo Cerda y Julio Milostich; éste último invitado por el estreno del teaser de la película "Nublado, cubierto y lluvia" de Fernando Solís- jugaron a su favor. Ello, pese a que la Alfombra Roja se transformara en un caos en la noche inaugural. Lo relevante es ver acá nombres a la altura de las circunstancias de un BBC con argumentos a favor.
Un punto al respecto, son las autoridades que este año no necesariamente estuvieron presentes (quizás no era época de elecciones). Pero hay que convocarlas, llevarlas y no sólo para "la foto". También por el bien de una ciudad que se enfoca hacia una vitrina de cine "internacional". Y éste es, sin duda, un buen argumento para el turismo cultural e identitario del que tanto han hablado las mismas autoridades. Y, ojo, que BBC ya atrae personalidades extranjeras, varias de ellas con un nombre en el medio cinematográfico de la globalización.