Educación de calidad
Semana a semana se puede observar en diversos medios de comunicación cómo la reforma educativa y sus aspectos anexos, han incorporado en el debate nacional el concepto de calidad, del cual aún no existe consenso entre las partes involucradas y que en el caso de la educación parvularia constituye una arista poco desarrollada y tremendamente confusa.
Si de hablar de calidad se trata, nos preocupa profundamente las proyecciones que indican un aumento de 1200 salas de jardines infantiles para los próximos tres años, pues esto sólo se mantiene en la línea adoptada por distintos gobiernos que apuntan a la cobertura y no a la calidad.
En este sentido, si usamos los parámetros de certificación de la Comisión Nacional de Acreditación, somos realmente pocas las escuelas de educación de párvulos que contamos con un número aceptable de años asignados, lo que avala que formamos con un cierto grado de responsabilidad frente a las demandas de buenas prácticas docentes del país.
Sin embargo, al sumar la cantidad de alumnos que egresan anualmente de estas instituciones, en promedio no superamos un número mayor a 300 profesionales, los cuales no sólo no podrán cubrir las plazas anteriormente mencionadas sino que estarán ejerciendo en igualdad de condiciones que aquellos que egresan de otras instituciones.
A la fecha, los esfuerzos del país por fijar parámetros de calidad se pueden reconocer en un par de iniciativas preocupadas por establecer lo que se espera de un "buen educador de párvulos" y frente a ellos hemos respondido al llamado.
Sin embargo, los criterios con los cuales la Agencia de la Calidad en Educación evaluará la enseñanza impartida por los profesores, siguen siendo una incógnita para todos quienes nos encargamos de formar a los futuros docentes del país y que paradójicamente no hemos sido convocados a participar del debate.