Inician estudio de evaluación de empleos de emergencia
De la mano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción se inició el estudio de evaluación del programa de empleos de emergencia, más conocido como Pro Empleos, que reúne cerca de 20 mil cupos en la Región del Biobío, divididos en tres áreas: una línea del Servicio de Capacitación y Empleo, Sence; otra línea desde Intendencia; y una última desde la Subsecretaría de Desarrollo Regional, que mayormente ve empleos relacionados a los programas de mejoramiento urbano, o PMU.
Según indicó el coordinador regional de estos programas, Alejandro Astete, el estudio no debiera durar más de cuatro meses y hoy está en la etapa de levantamiento de información, luego de la adjudicación hace poco más de un mes. Es decir, preparación de equipos de trabajo y también en el proceso de autorización de los trabajadores ligados a los pro empleo, con el fin de permitir que puedan responder con libertad en el proceso de trabajo de campo.
"Nos va a permitir actualizar, saber en qué están los trabajadores, la experiencia, cuánto tiempo llevan en sus funciones. Nos va a permitir conocer la edad de nuestra gente. Hay gente que está a punto de jubilar. Nos va a permitir saber cuánta gente joven está en esto, para ver cómo pueden buscar otra vía y desarrollarse. También terminar con un programa social que tenga una característica permanente", explicó Astete.
ELEMENTOS A CORREGIR
Entre los principales elementos a corregir, dijo Astete, están las normativas y reglamentos ligados a los empleos de emergencia.
"Algunas normas coartan posibilidad de los mismos trabajadores. Por ejemplo, con esto no puedes tener personal trabajando en un servicio público y efectivamente sí lo tenemos, pero los contratos son de la calidad de mano de obra no calificada. Entonces, nunca el trabajador nuestro va a tener capacidad de ir creciendo", sostuvo el coordinador.
A esto se suma otro gran problema, que apunta a la permanencia de los trabajadores en empleos de emergencia. Es decir, se transforman en programas permanentes, ya que no existe mayor capacidad de brindar salidas o herramientas para enfrentar una vida laboral normal.
Esta misma falencia fue visualizada desde Sence por el director Daniel Jana, quien explicó que los cupos están siempre copados, no hay movilidad dentro de los empleos de emergencia, y que en ocasiones muy puntuales se producía que el trabajador optaba por una mejor opción laboral o bien se le ofrecía alguna en el servicio donde desempeñaba labores, lo que sucede en ocasiones en servicios de Salud.
Cabe mencionar que la mayoría de los cupos son ocupados por mujeres, todas reciben el sueldo mínimo y son contratadas por organizaciones o fundaciones asociadas al programa, las que prestan diferentes tipos de trabajos, usualmente relacionados con servicios de aseo, mantención o cuidado de espacios comunitarios.
Este estudio se desarrollará sólo en el Biobío, región que concentra el 85% de los cupos de empleos de emergencia del país, por lo que sus resultados serán relevantes.