Bienal y descentralización
El 16 de abril en Valparaíso se inició la Bienal de Arquitectura, muestra que, bajo el lema "Arquitectura + Educación: el país que queremos", estará abierta hasta el 26 de abril. Por primera vez se realiza fuera de Santiago. Esta exhibición, expuesta en el Parque Cultural de Valparaíso, va de la mano de una muestra satélite montada en contenedores adaptados para mostrar temas de arquitectura en pantallas leds. Integran la iniciativa proyectos nacionales, académicos e institucionales emplazados paralelamente en varias ciudades , entre ellas Concepción, en un esfuerzo sin precedentes.
A la manera de un catálogo extendido a lo largo del país, reúne más de 300 obras, recogiendo parte de la realidad y obras ejecutadas en los últimos 4 años que nos llevan a reconocer nuestro territorio y localidad o que bien han generado externalidades positivas en un contexto urbano determinado. Este despliegue busca dar cuenta del mapa de Chile, y permite comparar el relato y el correlato de los proyectos académicos, públicos y privados con el ejercicio profesional real como una forma de mirar el estado del arte de la disciplina en su ámbito académico y abrir el debate sobre las oportunidades de desarrollo de nuestras ciudades.
En esta versión destacan un pabellón con la obra de Teodoro Fernández, Premio Nacional de Arquitectura 2014, y el primer premio en categoría publicaciones obtenido por la Revista Materia editada por la Escuela de Arquitectura de la USS, escogida como la mejor publicación de arquitectura de los últimos 2 años del país.
Esta bienal pone en evidencia debates pendientes a partir del hecho de descentralizar la muestra como un acto de coherencia y conciencia. Es también considerada como un acto de desagravio para muchas regiones, espacio territorial desde donde se busca integrar a la figura del ciudadano común al debate de temas como el centralismo, la protección del patrimonio y el habitar de zonas de borde mar expuestas a tsunamis, quebradas expuestas a aluviones o zonas que, por su proximidad a zonas forestales, son propensas a incendios, al igual que la carencia de una planificación ante la emergencia, la expansión informal o espontánea de asentamientos urbanos, la pobreza y vulnerabilidad, el crecimiento vertical y densificación de la ciudad.
También es imprescindible subrayar la discusión sobre la irrupción de megaproyectos de alto impacto en pequeñas localidades, la modernidad y el desarrollo versus pérdida de identidad y transculturización como externalidad negativa que han puesto incluso en riesgo el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad de ciudades como Chiloé y del mismo Valparaíso. Así, han quedado preguntas sin respuestas o hechos consumados que requieren acuerdos en torno a la ciudad que somos o que queremos ser.