Destrucción de armas
En lo que va del presente año, las respectivas unidades de Carabineros en la Región del Biobío han recibido poco más de 300 armas y 3.700 municiones que han sido entregadas voluntariamente y bajo el compromiso de anonimato por la población. Éstas son enviadas a Santiago para su destrucción. Sólo el año pasado se despacharon alrededor de mil armas.
En febrero de este año entró en vigencia la ley Nº 20.813, que restringe la venta de armas, sanciona la fabricación, elaboración, importación, exportación y su comercialización sin autorización, y además castiga con penas que van desde los 3 años en adelante la colocación de artefactos explosivos. Importante es que esta legislación haya penado también el uso de armas hechizas.
En la actualidad, hay un total de 79.100 elementos de fuego debidamente inscritos en la Región del Biobío. El 70% son para defensa personal, bajo el concepto de tenencia en el hogar y el resto corresponde a caza, deporte y colección.
El flagelo de la delincuencia sigue estando entre los que más inquietan a la ciudadanía y afecta a todos los ámbitos sociales. Pero hay un tipo de delito cuyas consecuencias recaen en forma directa sobre las familias que viven en poblaciones donde reinan las mafias de la droga. Allí se está haciendo demasiado frecuente que la lucha armada entre los narcotraficantes por el control de un determinado territorio, que incluso llega al ajusticiamiento de los adversarios, tenga como víctimas a personas muchas veces ajenas por completo al conflicto.
Hay que recordar que incluso ha habido niños que han muerto por las "balas locas", lo que ha conmocionado a la opinión pública. Estos episodios ocurren en medio de balaceras entre los grupos rivales o por disparos hechos como demostración de poder o a raíz de asesinatos selectivos o por venganza.
El narcotráfico es el campo delictivo más relacionado con el uso de armas de fuego. Es importante el esfuerzo que hacen las policías por sacar de circulación el armamento y la iniciativa que pretende abordar el gobierno, dirigida al armamento de fabricación artesanal. La magnitud del desafío es enorme y mientras la acción no se desarrolle en mayor proporción que la delincuencia, el problema seguirá creciendo, al igual que la disponibilidad de armas.