Ser mujer
La mujer se ha emancipado y eso ha traído consigo muchas consecuencias. No nos importa competir ni estar perfectas para los demás, ni menos el reconocimiento social.
Queremos paz, explorar en nosotras mismas, tener plena autonomía para decir y hacer, escoger con quien estar, desechar a quien ya cumplió su ciclo.
Queremos hacer lo que la voluntad nos dictamina, ir al cine o a tomarnos un trago cuando necesitamos desahogarnos en silencio, decir lo que se nos venga en gana. Ser libres, absolutamente libres.
Las mujeres tenemos la capacidad de hacer varias cosas a la vez, ser profesionales, amas de casa, madres, esposas, jefas de hogar. Querer hasta quedar sin aliento, porque siempre nuestros sentimientos albergan la necesidad de protección y entrega.
Somos autónomas e independientes, aparentemente frágiles, pero un tornado de emociones cuando luchamos por lo que amamos.
Las mujeres no queremos luchar contra el género masculino, ni menos masculinizar nuestros actos. Queremos respeto, amor, integridad.
Queremos sintonía y conexión. Encontrar en el sexo opuesto un punto de encuentro, u amigo, compañero de ruta, un maestro o guía, una razón poderosa para unir fuerzas, sin la necesidad de medir quien es mejor. Queremos que cada cual fluya y sea lo que es sin presión.
Porque nos merecemos mucho más que un día, un eterno reconocimiento a cada mujer que pisa la Tierra y lucha por sus sueños.
Trabajadora social
especialista en familia,
tarotista, sanadora
pránica
*neneaguila@gmail.com