La hipoacusia es una importante causa de discapacidad en Chile, ocupando el tercer lugar en frecuencia. La hipoacusia sensorioneural bilateral es la discapacidad congénita más frecuente, con incidencia general estimada que oscila entre 1 y 3 casos de entre mil nacidos vivos.

Así, en Chile entre el 2001 y 2007 se reportó una tasa de 2.8 por cada mil recién nacidos vivos. Esta patología genera importantes consecuencia como la afectación en la adquisición de lenguaje, retrasa el aprendizaje, disminuye las habilidades cognitivas, se asocia a problemas de comportamiento y menor bienestar psicológico (Meinzer- Derr, 2008).

Como sus etiologías son múltiples y muchas de ellas no prevenibles, una intervención efectiva en términos de los costos es la implementación auditiva de estos pacientes, particularmente el implante coclear, que ha demostrado excelentes resultados internacionales.

El implante coclear es un dispositivo electrónico que reemplaza parcialmente la función de la cóclea y permite la audición en gran parte de los niños y adultos que presentan hipoacusia de grado severo y profundo.

Esta avance en la tecnología se debe a los médicos André Djourno y Charles Eyries quienes el 25 de febrero de 1957 en Francia, insertaron un hilo de cobre dentro de la cóclea a un paciente masculino de 50 años de edad, quien padecía de sordera total.

El reporte médico indicó que este paciente fue capaz de percibir el ritmo del lenguaje, gracias a este procedimiento quirúrgico. Esta cirugía se considera el primer implante coclear.

Mención especial merecen los trabajos de W. House, en 1961 al colocar un electrodo de oro en la cóclea y luego en 1968 al realizar otros implantes utilizando un sistema de 6 electrodos.

El éxito de estos procedimientos abrió la ruta de los implantes cocleares. Dado este acontecimiento el 25 de febrero de cada año se celebra el Día Internacional del Implante Coclear.

Algunos beneficios de éste son la mejor adquisición del lenguaje oral, mejorar la capacidad auditiva en entornos ruidosos, tener un mejor rendimiento escolar y laboral, y mantener la preservación de la vía auditiva.

En Chile el año 2003 el ministerio de Salud implementó un programa de implantes cocleares en algunos centros de referencia en Santiago y, desde el año 2013, el Hospital Regional de Concepción, Guillermo Grant Benavente, es el primer recinto de salud fuera de Santiago donde se realiza esta cirugía convirtiéndose así en referente de este implante en la zona sur de Chile.

En este día se conmemora la oportunidad de muchas personas con discapacidad auditiva de nacer al sonido nuevamente.

El género y el tipo de personalidad influyen en cómo una persona reacciona ante una enfermedad.

Así lo asegura un artículo escrito por el académico de la Universidad Estatal de Washington (WSU), Robert Rosenman, en conjunto con un grupo de expertos de la Universidad de la Cámara de Comercio de Tailandia.

Según el estudio, las mujeres son más propensas a las enfermedades de baja complejidad. En cambio, los hombres se ven más afectados cuando hay más de un síntoma presente.

En la investigación se indicó que las mujeres reaccionan dependiendo del tipo de personalidad, mientras que los hombres, sin distinción alguna, reaccionan de la misma forma.

Los resultados arrojaron que ciertos tipos de personalidad ayudan a las mujeres a ser menos afectadas por las enfermedades mentales, en comparación a otros perfiles psicológicos.

Uno de los rasgos en cuestión era la mujer con un alto nivel de amabilidad y relaciones interpersonales de alta calidad. El segundo tipo es la mujer que concientiza poco acerca de sus actos, tienen poca necesidad de lograr cosas, de tener orden o ser persistentes.

Roseman sostuvo que las mujeres con personalidad amable tienen mejores relaciones sociales, lo que asegura apoyo a la hora de enfrentarse a una enfermedad mental.

Asimismo, quienes tienen un bajo nivel de conciencia son más propensas a sentirse fuera de control. Por lo tanto, no se ven afectadas por el impacto causado por un mal de este tipo.

En cuanto a los hombres, el estudio asegura que no existe una correlación entre el tipo de personalidad y el impacto de una enfermedad mental.