La paz que rodea el descanso eterno de Gustavo Cerati en Buenos Aires
Idolatrar puede no ser una buena práctica. Quienes llegan al sitial de adoración lo hacen por cosas superiores, fuera, a veces, de lo razonable. Sin embargo, expresar respeto por lo que alguien ha hecho es mejor.
Eso es lo que al menos muchos seguidores de Gustavo Cerati le expresan hasta hoy por medio de las redes sociales. Esto, a través de fotos, videos, letras de sus canciones, sus frases memorables o un simple gracias.
Quizás sean ésas las formas más comunes de mantener vigente a este músico, para muchos extraordinario, que el pasado 4 de septiembre falleció a los 55 años tras permanecer cuatro años y medio en coma debido a un accidente cerebrovascular.
Han pasado casi cinco meses de su partida. Los restos del trasandino descansan en el Cementerio de la Chacarita de Buenos Aires, hasta donde Diario El Sur llegó hace unos días para conocer el lugar.
TRASLADO
Llegar al camposanto desde el centro de la capital argentina no es difícil, aunque puede resultar un viaje largo en vehículo. Si se hace por subte (o metro, como se conoce a este medio de transporte en Chile u otras partes del mundo) el trayecto es corto.
Desde la estación Florida, pleno centro, el viaje hasta Federico Lacroze demora unos 15 minutos. Al descender en este lugar y salir a la superficie el viajero se encuentra de inmediato con el cementerio de 95 hectáreas, que muestra una entrada imponente. Un pórtico rosado señala su ingreso.
En el portal se halla un puesto de venta de flores, atendido por una señora de edad y un dependiente, quienes amablemente señalan el lugar donde está 'Gus'. 'Es al fondo, dos cuadras y hacia la derecha', detalla el vendedor. 'Es al frente de la capilla', agrega la mujer.
Luego de pagar 35 pesos argentinos por un sencillo ramo de flores ($1.750 chilenos), uno camina por la pequeña avenida pavimentada y cubierta de frondosos árboles. Alrededor se pueden apreciar los panteones construidos por familias de los difuntos (el cementerio data de mediados del siglo 19). Dependiendo del punto de vista o creencia puede resultar cuestionable o alagador, pues se trata, en algunos casos, de construcciones enormes, llenas de adornos y diseños.
Al llegar a la esquina señalada se vira a la derecha y se puede ver otra avenida. A la izquierda de ésta hay un edificio para nichos, el Panteón de la Merced, y al frente la capilla.
Al ingresar a la construcción de sepulcros de inmediato se capta la pulcritud. El piso brilla y se ven los pasillos con las tumbas. Son cinco nichos de altura. Son tantos que hay que preguntar donde está el músico. Claro que los visitantes a la búsqueda del rockero son identificados de inmediato por los trabajadores del cementerio. '¿Buscan a Gustavo Cerati?', pregunta un funcionario en forma amable. La respuesta obviamente es un sí: 'Está arriba, en el segundo nivel a la izquierda', remarca el hombre. Tras el gracias de rigor, se sube y se llega al fondo del pasillo.
'NO RAYAR'
Al momento de esta visita, tres fanáticas estaban frente al espacio donde está el guitarrista de Soda Stereo. Su tumba es la 2912. Es igual a las demás, ninguna resalta de la otra y la única diferencia es el nombre. 'Gustavo Adrián Cerati, 'Gus'. 11-8-1959 4-11-2014' reza la pequeña placa de color gris y brillante. Al lado está la sepultura de su padre Juan José, fallecido en enero de 1992 y que inspiró la canción 'Té para tres', aparecida en el disco 'Canción animal' de 1990, y que escribió cuando se enteró, en compañía de su madre Lilian Clark, que su papá padecía cáncer.
Un pequeño cartel advierte 'No escriba la lápida'. Quizás algún imprudente se atrevió a rayarla, obligando a los administradores y a la familia a colocar este papel.
Quienes son sus seguidores, sin duda estar frente a la tumba del artista es un momento fuerte.
No es fácil vivir ese instante. Se deja el ramo de flores, se toca la placa y se guarda silencio. Nada más que hacer en un lugar de esta naturaleza.
A diferencia de lo que muchos creen, el lugar no es tan visitado. En cierta forma eso es una ventaja, porque no se provocan aglomeraciones, desórdenes y lo que es mejor, no hay daños.