Red Regional de Centros Tecnológicos, un acto de confianza
Se habla mucho de la falta de confianza entre actores, falta de confianza entre vecinos, entre empresas, entre ciudadanos y políticos, entre universidades y empresas e, incluso, entre universidades. Reina la desconfianza, o, como diría un amigo "campea" la falta de capital social. Yo hablaría de déficit de inteligencia (e identidad) colectiva.
En un reciente foro entre dirigentes empresariales y académicos vinculados a la formulación de la nueva Estrategia Regional de Desarrollo, se concordaba en que la falta de confianza tiene que ver con la historia (de engaños y desengaños), pero también con la evidente falta de espacios comunes de conversación, del conversar como diría Maturana.
En efecto, los espacios comunes de encuentro son imprescindibles para abordar juntos desafíos que escapan a los meros objetivos individuales. Está más que demostrado que las sociedades que cultivan esos espacios (permanentes), mantienen un mejor espíritu de cuerpo. Lo observamos en las culturas originarias, en la anglosajona y en la latina. La región del norte de Italia es reconocida por su tejido industrial basado en las Pymes y cooperativas, el País Vasco por su asociatividad público-privada y Silicon Valley por la complementariedad de su industria High Tech con centros de investigación universitarios. Estos son casos de inteligencia e identidad colectiva, que en los pueblos originarios se sustenta en su fuerte identidad cultural.
Pero cómo se vence la desconfianza. En un enfoque basado en problemas, los recursos se alinean para su resolución. En realidad, son problemas-oportunidad como dirá un colega mío, director de un importante centro tecnológico. Precisamente la oportunidad de encontrarse en la resolución de problemas comunes.
En innovación, las ideas se transforman en soluciones y requieren de investigadores y aplicadores (practitioners, en versión gringa) que juntos abordan soluciones novedosas, en espacios comunes de conversación. Los llamamos Centros Tecnológicos o de Innovación orientados a problemas-oportunidad, con una componente de investigación y otra en la demanda, en la aplicación.
Proponemos tomar en serio la confianza, apostando fuertemente a estos espacios, verdaderos núcleos de desarrollo en temas tan diferentes como los alimentos, la fotónica, la bioenergía, la construcción sustentable, la madera o la acuicultura, llegando a disponer así, de una potente Red de Centros Tecnológicos Regionales, distribuidos en todos los territorios. Sin duda, una iniciativa que contará con el apoyo de nuestras autoridades regionales.
Dr. Mario Ramos
Maldonado
Director General de
Investigación, Desarrollo e Innovación de la Universidad del Bío-Bío